Quizás estás haciendo todo el ejercicio posible, tienes la dieta a tope e
igual, no pierdes peso. Sí, esto te puede estar pasando y no, no te
estás volviendo loca. Estudios demuestran que tu tasa metabólica
disminuye de a uno a tres por ciento por década después de los 30 años.
Y así sientas que lo estás haciendo todo y estés a punto de tirar la
toalla y comerte un tarro completo de helado, no te rindas. Todavía
puedes recuperar algo de control sobre la desaceleración del metabolismo
si empiezas a entender por qué ocurre y qué puedes hacer al respecto.
La culpa la tiene la masa muscular
La mayoría de los científicos están de acuerdo que el músculo a
cualquier edad queman calorías, así seas joven o no. El problema está en
que la pérdida de masa muscular se va acentuando con el tiempo.
El tejido muscular quema la mayor parte de tus calorías. Una
disminución de la masa muscular significa que tu cuerpo necesita menos
calorías para funcionar, por lo que la merienda que usaste hace unos
años como un snack nutritivo se convierte ahora en exceso de calorías y
se almacena como grasa. A medida que envejecen las ‘fábricas de energía’
de las células, llamadas mitocondrias, también reducen la velocidad. Y
hay investigaciones que apuntan a que una disminución de la energía de
la mitocondria puede dar lugar a menos calorías quemadas en tu cuerpo.
¿Qué puedes hacer?
Seguir moviéndote. Para luchar contra la pérdida de masa muscular
debes seguir haciendo ejercicio y enfocarte más en esos ejercicios de
resistencia regularmente.
Con rutinas de entrenamiento aeróbico y de fuerza, realizadas de
manera regular durante la semana, es posible que mantengas, e incluso
aumentes, tu masa muscular.
En cuanto a la dieta, lo principal es no volverse loco con la
restricción calórica. Si no comes lo suficiente, esto también atrasa tu
metabolismo y lo pone a trabajar a un ritmo muy lento.
De proteína debes comer 0.5g por kilo de peso corporal. Si pesas 140 libras, necesitas más o menos 2.4 onzas de proteína al día.
Y recuerda comer a menudo. Por lo menos cinco veces al día. Cuando
esperas mucho para comer, tu taza metabólica se disminuye hasta que
vuelvas a darle energía a tu cuerpo.
Sigue lo que estás haciendo. No te rindas. Tal vez no llegue tan
pronto como lo quieres, pero vas a llegar al peso ideal en algún momento
si no te das por vencida.
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