El
deseo y la excitación pueden provenir de cualquier objeto, persona o situación.
Así como los seres humanos somos diferentes y diversos, también lo son nuestras
prácticas sexuales, ejemplo, la gerontofilia. Confundida, muchas veces, con las
relaciones denominadas “40-20”, la gerontofilia lleva esta atracción a un nivel
superior. Es una parafilia que consiste en la búsqueda de una pareja sexual de
la tercera edad. Las personas que sufren esta filia sólo pueden conseguir la
excitación por medio de observar, sentir y oler las características físicas que
distinguen a un anciano: piel arrugada, flácida, calvicie y canas. Una
publicación realizada por la Federación Latinoamericana de Sociedades de
Sexología y Educación Sexual, señala que la gerontofilia tiene dos variantes,
la alfamegamia cuando la atracción es por un hombre entrado en años y la
matronolagnia cuando es por una mujer madura. Se puede presentar en relaciones
heterosexual y homosexual. Generalmente esta filia se presenta en la
adolescencia, etapa donde la mayoría inicia su actividad sexual. Para ser
considerado gerontofilia debe existir entre los individuos una diferencia de
aproximadamente 35 años. Situación que hace de esta parafilia algo poco
frecuentes. Existen diversas teoría sobre el origen de esta atracción, la
mayoría señala que es el porte de seguridad, inteligencia y protección de las
personas ancianas lo que puede detonar la filia. Las prácticas sexuales son
infinitas, en ellas interactúan deseos, traumas o fijaciones; sin embargo, no
por ello son malas. Es importante analizar su origen y si se ejerce tratar de
hacerlo de la manera respetuosa para todas las partes que intervienen, así con la
mayor seguridad posible.
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