Al menos 45 personas han muerto y otras 200.000 se han visto damnificadas por las inundaciones en Birmania (Myanmar) después de dos semanas de copiosas precipitaciones, informaron medios locales.
El Gobierno ha declarado zona de desastre los estados de Chin y Rakáin y las divisiones de Magwe y Sagaing, en las regiones central y occidental del país, las más perjudicadas por las inundaciones.
Equipos oficiales, personal militar y agencias humanitarias intentan alcanzar las áreas afectadas para llevar a los damnificados agua, comida, mantas, medicinas y otras necesidades básicas.
La Oficina de Coordinación para Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) calculó que habrá un aumento "significativo" del número de víctimas y damnificados porque hay muchas zonas que permanecen aisladas y a las que los equipos de rescate no han podido acceder.
"La ONU y las ONG internacionales están evaluando la situación y adecuando la respuesta, que incluye el reparto de alimentos, sanidad, agua, asistencia sanitaria, refugio y mosquiteras", señaló hoy la OCHA, en un comunicado.
Los ministerios de Sanidad y de Pesca y Desarrollo Rural anunciaron durante el fin de semana el reparto de asistencia de urgencia para las víctimas.
El problema con el que tropiezan las autoridades es llegar a las aldeas remotas cuando el camino es intransitable y el número de helicópteros insuficiente.
La catástrofe ha destruido 12 puentes en el distrito de Tamu, perteneciente a la división de Sagaing, donde cerca de 5.300 personas se encuentran evacuadas en centros de acogida, informa hoy la emisora de radio Voz Democrática de Birmania.
En la aldea de Kale, en la parte noroccidental de Sagaing, hay más de 7.000 damnificados, mientras que más de 20.000 acres de cultivos han quedado anegados y se han echado a perder, de acuerdo con el diario local The Mirror.
La OCHA apuntó que informes preliminares muestran que la crecida de las aguas ha causado "daños extensos" en infraestructuras y campamentos en Sittwe, capital del estado de Rakáin, donde unos 100.000 miembros de la perseguida minoría musulmana rohinyá viven en campos de desplazados desde la ola de violencia sectaria de 2012.
En Magway, los vecinos de unas 70 aldeas de la municipalidad de Pwintbyu se han visto obligados a buscar refugio en escuelas y monasterios, mientras que en Haka, en el estado Chin, al menos 100 casas han quedado destruidas por los deslizamientos de tierra.
El caudal del río Irrawaddy o Ayeyawady, que recorre el país de norte a sur, ha alcanzado un nivel crítico en la población de Pyay, donde las autoridades han urgido a todos los residentes en zonas en peligro a acudir a los centros de acogida.
"El nivel del agua ha superado la zona de alerta. Hemos abierto campamentos en Pyay, Padaung y Shwedaung. Las personas con las casas inundadas deberían comunicarlo a las autoridades y acogerse en los campamentos", declaró Aung Myint Kyi, funcionario del departamento meteorológico de Pyay, según la Voz Democrática de Birmania.
La ciudad de Pdaung, a 10 kilómetros al sur de la anterior, se encuentra casi completamente anegada.
El departamento de Meteorología alertó durante el fin de semana de la posibilidad de que se desbordasen los ríos Ayeyawady, Chindwin, Thanlwin, Sittoung y Ngawun a partir del lunes, según el diario Global New Light of Myanmar.
Las autoridades aún no han presentado una evaluación provisional de la cuantía de los daños causados.
Casi cada año, las copiosas lluvias del monzón que caen entre junio y octubre causan inundaciones en Birmania.
El tifón Nargis causó 138.000 muertos, dejó 800.000 personas sin hogar y 2,5 millones de afectados en Birmania a principios de mayo en 2008.
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