Algunas mamás piensan que su bebé,
por estar en la bolsa de líquido amniótico, no tiene contacto con el
exterior. Sin embargo, estudios recientes demuestran lo contrario, él
escucha, ve, come e incluso, siente dolor mientras está dentro de tu
barriguita.
Una de las
mayores inquietudes, no solo para los padres sino también para los
expertos en terapia y cirugía fetal, es cómo el feto desarrolla sus
sentidos, por ende, su relación con el entorno y, específicamente,
contigo; la reacción a estímulos externos como la temperatura, los
ruidos, las voces, y hasta el estrés que manejes durante el embarazo.
Lo primero
que debes tener en cuenta, es que el desarrollo fetal es un tema de
investigación continua. Según el doctor Saulo Molina, ginecobstetra,
experto en materno fetal de la Clínica Colsubsidio, “el desarrollo fetal
es un tema apasionante que nos lleva a entender el origen de la vida y
aceptar al feto como un organismo completo, además, como nuestro
paciente, ya que hasta hace unas décadas solo era considerado un huésped
obligado en el vientre materno, sin entender su verdadera importancia
en el desarrollo con oportunidades de diagnóstico y tratamiento médico.
“Efectivamente,
el feto reacciona a estímulos internos y externos. La discusión, de si
siente o no, todavía es motivo de controversias e investigaciones. Lo
que sí es cierto es que, en general, el feto desarrolla sus sentidos
después del segundo trimestre.
“En el primero forma los órganos y en adelante
se inicia un proceso de maduración neurosensorial”. Es alrededor de la
semana 22 que los órganos de los sentidos están desarrollados. Por eso,
la estimulación intrauterina debe comenzar solo hacia la semana 22 o 23
del bebé”, explica el doctor Molina.
El tacto
Para la especialista en estimulación, María Paulina Arboleda, el sistema táctil permite que sostengas comunicación con tu hijo; para ello, es aconsejable que hagas masajes en el vientre y constantemente le hables a tu hijo y pienses en situaciones agradables.
Según la ginecobstetra Giuliana Puccini, desde que el bebé
está en el vientre tiende a agarrar, ya que tiene reflejo de aprensión.
Incluso, cuando se hacen procedimientos dentro del útero y el bebé se encuentra por accidente con un elemento externo, se pueden percibir en la ecografía los reflejos de retirada.
La pediatra Melba Hoyos, indica que el tacto es el primer sentido que se desarrolla. Alrededor de la séptima semana, tu bebé
tiene la capacidad de tener sensaciones, especialmente alrededor de la
boca. Hacia la semana 11, estas se prolongan a las plantas de los pies y
a los genitales. Finalmente, hacia la mitad del embarazo toda la piel
reacciona al estímulo táctil.
El gusto
De otra
parte, el olfato y el gusto se desarrollan a partir de la sexta semana.
La doctora Hoyos indica que el gusto está muy desarrollado; a partir de
la semana 12 empezará a diferenciar gracias a lo que tú comes, lo dulce
de lo amargo, por ejemplo, lo dulce estimula el reflejo de deglución y
lo amargo lo inhibe.
Para
Puccini, aunque el sistema gustativo se desarrolla completamente dentro
del útero, se estimula fuera del vientre. La lengua contiene las
papilas gustativas, que evolucionan desde la décima semana, y permiten
distinguir entre sabores ácidos, salados, agrios, etc.; el primero que
identifica tu hijo es el dulce.
No quiere
decir que él reconozca los sabores cuando está en el útero; simplemente,
los recibe de los alimentos que ingiere la madre, al transmitir los
nutrientes al bebé, a través del cordón umbilical; obviamente, el primer sabor del pequeño al nacer será la leche materna.
La visión
En cuanto a
la visión, aunque su proceso de maduración y desarrollo se mantiene
durante varios meses después de nacer, depende fundamentalmente de la
finalización del desarrollo neurológico tanto del sistema nervioso
central como de la mielinización, proceso en el que se forma la mielina y
facilita la transmisión de los impulsos nerviosos entre las neuronas,
de los nervios.
Es
clave que tengas en cuenta que la capacidad de ver depende directamente
de la luz, y el medio intrauterino es oscuro, por lo que no se puede
verificar qué tanto y cómo ven dentro del vientre de mamá.
Los ojos aparecen en la semana cuatro en
forma de surcos ópticos, los cuales crecen hacia afuera del cerebro
anterior; por eso, a un feto se le ven en la parte lateral.
Luego, en la semana ocho, se forma la vesícula óptica, la cual más adelante
se va a diferenciar entre el globo ocular y la parte de los lentes
(córnea y cristalino); estos últimos se desarrollarán posteriormente.
“Al final del segundo trimestre se forma
la arteria central de la retina, que es la que va a hacer que hacia la
semana 20 esté fusionado el ojo como tal”, reitera la doctora Guiliana
Puccini. Los párpados se forman a las ocho semanas, pero se quedan
cerrados hasta la semana 24. Estimular este sentido es muy difícil por
la interposición de los tejidos maternos. Si se viera algo, sería un
reflejo rojo por el color de la sangre y los tejidos de la madre,
sostiene.
La doctora
Hoyos indica que el feto separa sus párpados hacia el sexto mes de
embarazo, y al séptimo mes los abre completamente; al octavo mes ya es
sensible a la luz, esto significa que sus pupilas se contraen o dilatan
con los estímulos luminosos. A partir de la semana 30, aproximadamente,
es capaz de distinguir de dónde procede la luz. El único sentido que
sigue madurando después del nacimiento es la vista.
El oído
Ahora
bien, la audición se desarrolla luego de la semana 28, percibe además
estímulos vibratorios. Sin embargo, se cree que desde la semana 24, el bebé
ya reconoce la voz de su madre y es capaz de responder a los estímulos
sonoros, como la música, o ruidos de mediana intensidad. Los ruidos
fuertes tienen la capacidad de sobresaltarlo.
Es clave enfatizar en la importancia de hablarle, ponerle música suave o melódica, también, se le puede cantar al bebé. El vínculo entre el feto y su madre es muy fuerte.
Hacia la semana 25 el feto ya oye. En principio, escucharás la voz, los movimientos y los latidos del corazón de la mamá.
Los
estímulos externos no los escucha con la misma claridad, indica la
ginecobstetra Guilina Puccini, quien dice que los bebés oyen como si
estuvieran dentro de una piscina. “La voz los tranquiliza, por eso
cuando nacen, la mamá los carga y los calma, pues porque recuerdan la
serenidad y paz que tenían en el útero”.
El olfato
En
cuanto al sentido del olfato, como los bebés están sumergidos en el
líquido amniótico, no huelen nada. Por eso, es complicado hacer una
estimulación intrauterina. Así, al nacer, los bebés identifican a su
madre a través del olor y del vínculo que adquirieron durante la
gestación.
La ginecobstetra Puccini dice que “el sentido regulador del amor es el olfato.
Es el
órgano que genera la relación de los seres humanos, por eso, lo primero
que le genera seguridad al recién nacido es el olor y la voz de su
mamá”. En cuanto al padre, se recomienda que para que su hijo reconozca
su olor, cargue al pequeño y ponga la cabeza hacia su cuello, donde
permanece el humor de las personas.
Si bien es cierto que el bebé
tiene la capacidad de percibir estímulos a través de los sentidos, es
clave decir que las emociones de la madre influyen también en el
desarrollo emocional del bebé. Sus sentimientos negativos pueden afectar
al feto, pero de igual forma ocurre cuando la madre experimenta
felicidad o bienestar, todo lo percibe el pequeño en el vientre.
Por tanto, el bebé sí es capaz de sentir el rechazo, la aceptación, la alegría,
la tristeza, la tranquilidad y responder a todo esto con excitación o
tranquilidad. Más aún, tiene memoria de esos sentimientos al nacer. Por
eso es tan importante tratar de llevar un embarazo de manera tranquila,
lo que se traduce en bebés felices y, a la postre, en sociedades sanas.
Siguenos a traves de nuestro twitter @elparroquiano
Si deseas comunicarte con nosotros ya sea para denunciar, aportar o publicitar con nosotros, escribenos aca: eparroquiano5@gmail.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario