“Protección”. Eso es lo que ha pedido este miércoles la mujer de 36 años que fue presuntamente víctima de una violenta agresión por parte de su ex pareja, I.R.G., de 35 años, en Bembibre (León). La madrugada del martes, tal y como denunció ella, su ex pareja, junto a otro hombre, la secuestró y durante cinco horas fue golpeada y sometida a varias vejaciones, entre ellas la de intentar sellarle la vagina con pegamento.
La víctima ha acudido al juzgado de Instrucción número 5 de Ponferrada, junto a su abogada Emilia Esteban, y allí, además de someterse a un examen forense, ha reclamado protección porque cree, como ha repetido varias veces que está amenazada de muerte.
El detenido ha pasado a disposición judicial del mismo juzgado, competente en materia de Violencia de Género, donde ha prestado declaración.El Juzgado ha practicado además unas diligencias de investigación solicitadas por la fiscalía.
En concreto, la entrada y registro en la casa y la bodega del detenido, y otras diligencias relacionadas con el dispositivo de control telemático.A pesar de estar dentro el plazo de detención de 72 horas, el juez ha decidido prorrogar la detención del detenido para seguir practicando diligencias de investigación antes de resolver sobre su situación personal””Pido que me protejan, a mí y a mi hijo.
Si no me va a matar”, ha dicho la mujer, muy afectada por lo sucedido, en declaraciones a los periodistas a las puerta de los juzgados, según recoge EFE. “Estoy sentenciada. Me dijeron que denunciara para protegerme pero aún así me amenaza y no estoy muerta de momento”, ha declarado.Su letrada pide que vuelva a prisión, de donde salió el pasado viernes.
El juez ratificó este lunes que siguiera libre con la pulsera telemática como seguro para la víctima. Pero ésta no cumplió su función en el momento del secuestro. Según han informado a EL MUNDO fuentes judiciales, “no funcionó porque ella no llevaba el dispositivo de control”. La mujer ha reconocido que no lo llevaba en ese momento encima porque había salido un momento a pasear al perro.
Y su abogada lamenta “que se hable más de la pulsera que de la agresión en sí”.La mujer y su ex pareja fueron novios unos meses y llegaron a vivir juntos. El calvario empezó entonces, según ha relatado ella. Sufrió alguna agresión mientras eran pareja pero la situación empeoró cuando ella decidió romper.
“Su libertad es mi encierro”, ha contado la joven.Según Esteban, “es necesario proteger las víctimas porque todas las denuncias que ha puesto no han servido para nada”. La abogada explicó a este diario que el detenido “ha quebrantado varias veces la orden de alejamiento y ha estado en prisión por ese motivo”. La mujer agredida ha recalcado que teme especialmente por su hijo, que no tiene ningún tipo de protección. “Le podían haber hecho algo a mi hijo en ese momento.
Pido que lo encierren”, ha insistido la víctima.Mientras, la investigación trata de determinar si hay otra persona implicada, ya que la mujer ha declarado que su expareja iba acompañada por otro hombre, “un chico alto” cuando la secuestró.
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