“Tras mucho tiempo desterrado del panorama de la sexualidad, este órgano sexual femenino conoce hoy un regreso triunfal”. Así comienza Entre mis labios, mi clítoris. Confidencias de un órgano misterioso (Urano), de la sexóloga Alexandra Hubin y la periodista Caroline Michel.
Las expertas detallan entre sus páginas los secretos de una palabra silenciada durante años en una sociedad históricamente falocéntrica, donde lo importante a nivel intimidad se encaró siempre desde la penetración y el placer masculino.
“Asombroso, creativo, ingenioso, sorprendente”, lo definen las autoras, mientras invitan a las lectoras a encontrar su “yo sexual”, ya que “conocer el propio cuerpo es la garantía de una sexualidad plena”.
Pero desde un principio aclaran que no se trata de una guía, un manual ni un test de antiguas revistas femeninas: “En materia de sexualidad, cada mujer tiene sus propias singularidades y preferencias. Preferencias que cambian con el tiempo, la edad, las parejas, el deseo de ser madre, la anticoncepción, la intensidad de la luz o la música de fondo”.
¿Es el clítoris un tabú aún en la actualidad? Hubin y Michel destacan que “rara vez pronunciamos la palabra clítoris. Frente a su homólogo, el pene, e incluso frente a la vagina, guardamos discreción”.
En ese sentido, se refieren también a las consecuencias negativas de esto y del desconocimiento alrededor del órgano. Pero aunque no se lo nombre, allí está y estos son los números que de él se desprenden: “Las mujeres alcanzan el orgasmo con más facilidad cuando reciben múltiples estimulaciones.
Una relación sexual centrada en la penetración no sería el mejor medio para disfrutar: sólo el 49,6% de las mujeres llegan al orgasmo únicamente con la penetración vaginal. La cifra asciende al 70,9% cuando la penetración se acompaña con estimulación y al 72,8% cuando se combina con estímulos orales”.
En base a estas estadísticas, las especialistas sostienen que “el clítoris es el gran ausente en el acto sexual y la penetración está omnipresente, como si nos hubiéramos quedado en el pasado, víctimas de una persistente concepción falocéntrica”.
Pero además, las autoras ponen en relieve la presión que existe tanto alrededor del sexo como del orgasmo. “El sexo se encuentra bajo la servidumbre del éxito. Vivimos en una sociedad hipersexualizada, que nos obliga a tener orgasmos cada vez más intensos”.
Entonces, aclaran que si bien tener un orgasmo claramente es algo positivo, “no tocar el cielo no es tan grave: en el camino hacia la gloria se encuentran miles de sensaciones”.
Si bien cada clítoris es distinto, en promedio miden entre 9 y 11 centímetros. El gran protagonista allí es el glande, “donde se concentran una gran cantidad de terminaciones nerviosas y que es extremadamente erógeno”. Por allí se sienten el calor, el frío, la presión, la suavidad, las caricias y el placer”, señalan la periodista y la sexóloga. Todo esto sucede, obviamente, si el clítoris está predispuesto.
Hubin y Michel se proponen desterrar “muchas de las falsas creencias que aún albergamos sobre el clítoris, el punto G y el eterno dilema entre orgasmo clitoriano y vaginal”. Una invitación al placer en una obra imprescindible que no conoce de géneros.
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