Aunque se habla mucho sobre el impacto de las secuelas del covid-19 (neurológicas, cardiológicas, cognitivas y otras), poco se sabe sobre el que tiene la enfermedad a mediano plazo. Esto es precisamente lo que intentó evaluar un gran estudio que acaba de publicarse en Nature. Los autores, Ziyad Al-Aly, Yan Xie y Benjamin Bowe, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis, Estados Unidos, analizaron sus efectos utilizando las bases de datos nacionales de salud del Departamento Norteamericano de Veteranos, y encontraron que pasados los 30 días de la enfermedad y hasta los 6 meses, las personas que tuvieron covid-19 tienen más riesgo de muerte y uso de recursos de salud.
Lo estimaron en alrededor de 60% mayor que los que no tuvieron la enfermedad. Sin embargo, es importante no confundir el riesgo absoluto con el relativo. En cifras, ese exceso fue de alrededor de 8 muertes cada 1.000 recuperados. O sea que en términos absolutos el riesgo de morir después de haber tenido covid-19 sigue siendo bajo.
Según los investigadores, el riesgo aumenta de acuerdo con la gravedad de la infección aguda, si el paciente estuvo hospitalizado o si requirió terapia intensiva. Los resultados también sugieren que el cuadro deja un pérdida sustancial de salud que abarca secuelas pulmonares y en otros órganos, lo que debería alertar a los sistemas de salud para lo que enfrentarán en los próximos años.
“Los mecanismos que subyacen a las manifestaciones posagudas y crónicas del covid-19 no están claros –escriben–. Algunas pueden ser promovidas por el efecto directo de la infección viral y podrían explicarse por diferentes hipótesis, incluyendo la persistencia del virus en sitios inmunológicos privilegiados, una respuesta inmune aberrante, hiperactivación del sistema inmune o autoinmunidad. Algunas de las manifestaciones clínicas podrían atribuirse a cambios sociales (como soledad y escaso contacto con otras personas), económicos (pérdida del empleo) y conductuales (modificaciones en la dieta y la actividad física) que pueden ser experimentados por aquellos que padecen la enfermedad”.
Para Omar Sued, presidente de la Sociedad Argentina de Infectología, “es normal que después del covid-19 las personas sientan cansancio y falta de aire. Se recomienda que los que tenían otros factores de riesgo mantengan los controles en forma adecuada (por ejemplo, aquellos con diabetes o con hipertensión deberían seguir cumpliendo bien sus tratamientos). Si el cuadro fue grave, o si después de un mes siguen con cansancio, palpitaciones o falta de aire, deben hacer una consulta específica para evaluar si quedaron secuelas que puedan ponerlos en riesgo de alguna complicación”.
Y agregó: “Por lo demás, es importante retomar las actividades, volver a ejercitarse si lo hacían, alimentarse en forma saludable, revalorizar los vínculos familiares y disfrutar de la vida, que nadie sabe cuánto dura, y hay que aprovecharla”.
Como de costumbre, estos resultados deberán ser confirmados por otros estudios en diferentes poblaciones.
Síguenos a través de nuestro: Twitter: @elparroquiano
No hay comentarios.:
Publicar un comentario