El certificador alemán TÜV Rheinland, que validó el uso de las prótesis mamarias fraudulentas PIP, fue condenado este jueves en Francia a indemnizar a 1.600 nuevas demandantes por un total de 8 millones de euros, anunció la asociación de víctimas Pipa.
La empresa alemana ya había sido condenada por la justicia francesa por el escándalo sanitario de las prótesis fraudulentas del fabricante Poly Implant Prothèse (PIP), muchas de las cuales fueron vendidas en América Latina, con denuncias hechas desde Argentina, Brasil y Venezuela, entre otros países.
Las demandantes de 23 nacionalidades reclamaron a un tribunal mercantil 6.000 euros por los daños sufridos.
Un tribunal de Toulon, en el sur de Francia, otorgó a las demandantes 5.000 euros, una cantidad que supera los 3.000 que obtuvieron las primeras víctimas que acudieron a la justicia.
TÜV es «plenamente responsable, sin limitaciones y sin restricciones y debe indemnizar rápidamente a todas las víctimas sin excepción», señaló Olivier Aumaître, abogado de la asociación Pipa.
En un comunicado, el certificador anunció que va a la apelar la decisión.
El fallecimiento en 2019 de Jean-Claude Mas, fundador de PIP, puso fin a los procedimientos contra la compañía francesa, pero los procesos contra el certificador alemán, que no señaló los fallos, continúa.
El escándalo estalló en 2010 cuando el regulador francés detectó una tasa anormal de ruptura de estas prótesis, que estaban hechas con un gel de silicona no homologado para uso médico.
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