La decisión fue tomada por los Ministerios de Salud y Educación, tras la crisis hospitalaria que generó el VRS con la ocupación del 92% de las camas en las emergencias pediátricas, y que hasta el momento ha cobrado la vida de siete infantes en edad lactante.
De acuerdo al Instituto de Salud Pública, en lo que va de 2023 se han registrado 18.728 casos positivos en virus respiratorios, la cifra más alta desde que se conoce que empezó a escalar rápidamente a principios de junio, cuando la ministra de Salud, Ximena Aguilera, describió la magnitud de la situación sanitaria como “uno de los mayores brotes vistos en los años precedentes”, cita EFE.
En tal sentido, todos los niños y niñas mayores de cinco años deberán portar obligatoriamente el tapabocas hasta el fin de la alerta sanitaria por la circulación de virus respiratorios, que por ahora es el 31 de agosto.
Colapso pediátrico
El pasado 6 de junio, una bebé de dos meses falleció en el puerto de San Antonio en la costa central del país, a 120 kilómetros de la capitalina Santiago, porque no había camas disponibles para atenderla en los centros hospitalarios.
El único cupo disponible, según el sistema sanitario público, estaba en la ciudad de Arica, en el extremo norte del país a más de 2.000 kilómetros de distancia.
Sin embargo, luego se supo que un establecimiento privado, parte del sistema integrado de camas críticas de la red asistencial, tenía camas libres en Santiago, por lo que el Ejecutivo inició una investigación para determinar responsabilidades.
A la fecha se indaga si las autoridades siguieron los protocolos de traslado, aunque el hecho ya significó la renuncia del exsubsecretario de Redes Asistenciales, Fernando Araos.
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