Tras
un largo proceso de experimentación con medicamentos inhibidores de la
trombina, investigadores del Laboratorio de Hemostasia y Genética Vascular
(HGV) y el Laboratorio de Neurofisiología del Instituto Venezolano de
Investigaciones Científicas (Ivic), hallaron que la hirudina y el dabigatran
son capaces de revertir las respuestas exageradas al dolor producido por la
inflamación.
Los
especialistas llegaron a esta conclusión luego de realizar un minucioso estudio
de laboratorio usando el modelo de inflamación de la pata por carragenina, el
cual consistió en inyectar la sustancia de carrageneina en una de las patas de
las ratas en estudio para inducir la inflamación y luego tratar de revertir ese
proceso de edematización administrando una dosis de los fármacos hirudina y
dabigatran. Los resultados fueron positivos por cuanto se logró aliviar las
exageradas sensaciones de dolor térmico más no mecánico.
La
carragenina, es una sustancia de origen vegetal usada por la industria
alimenticia como espesante sin que se presente reacciones adversas en el tracto
intestinal, pero si es inyectada directamente en la piel puede desarrollar un
cuadro inflamatorio en tan solo cuatro horas.
Estos
hallazgos fueron presentados durante la conferencia titulada “La mosca en la sopa (inflamatoria)”,
realizada recientemente por el investigador asociado al Laboratorio de
Neurofisiología del Ivic, Enrique Vázquez, quien trabajó de manera conjunta con
la doctora Mercedes López y los Profesionales Asociados a la Investigación
(PAIs) Whitney Venturini, Gabriel Díaz y la tesista de pregrado Ángela
Goncalves.
En
este seminario, el investigador hizo uso del término “sopa inflamatoria”, dado
que éste aparece en la literatura especializada para referirse a la gran
cantidad de mediadores químicos que están presentes en el líquido inflamatorio.
La mosca en este caso, es la trombina.
La
trombina es una enzima o proteína que se encuentra presente de manera inactiva
en el plasma sanguíneo y al haber daño en el tejido por algún corte o ruptura
se activa y convierte las proteínas llamadas fibrógenos en fibrina (sustancia
proteíca filamentosa), la cual forma una especie de malla invisible y genera el
coágulo que detiene el sangrado.
Según
Vázquez, en el estudio experimental que se encuentra en desarrollo, se demostró
por primera vez que el dabigatran – profármaco utilizado en la prevención
primaria de episodios tromboembólicos venosos en pacientes sometidos a cirugía
de reemplazo total de cadera o de rodilla- administrado de manera preventiva,
es decir, antes de la aparición del cuadro inflamatorio, es capaz de reducir la
hiperalgesia mecánica y evitar el desarrollo de la hiperalgesia térmica.
La
hiperalgesia es una respuesta al dolor exagerada frente a un estímulo que en
condiciones normales ya es doloroso. Según el tipo de estímulo que la provoca
puede ser mecánica o térmica.
La hiperalgesia
mecánica, puede explorarse con una presión digital intensa (mecánica estática)
o con un clip o una aguja sin punta, en una ocasión o de modo repetido,
mientras que el paciente lo tolere (mecánica al pinchazo); ambas provocan un
dolor superficial muy agudo. Mientras que la hiperalgesia térmica al calor
puede producirse con un objeto calentado a una temperatura de 46°C, lo cual
produce un dolor urente continuo.
En
el experimento también quedó demostrado que ambas drogas (hirudina y
dabigatran) administradas de manera terapéutica, es decir, una vez establecido
el cuadro inflamatorio en la pata del animal, reducen la hiperalgesia térmica
pero no la mecánica.
Cabe
resaltar, que los resultados expuestos son el producto de un trabajo
mancomunado entre ambos laboratorios (Laboratorio de HGV y el Laboratorio de
Neurofisiología), cuya línea de investigación está dedicada a realizar estudios
sobre los mecanismos involucrados en la aparición del dolor y la analgesia.
En
esta oportunidad, los autores afirmaron que el objetivo de la investigación
está centrado en entender mejor los procesos secuenciales dependientes de la
trombina, que explican el desarrollo y mantenimiento del dolor inflamatorio,
para poder así diseñar mejores estrategias y lograr una analgesia más profunda
y duradera.
En
este sentido, actualmente a través del Laboratorio de Hemostasia y Genética
Vascular, dirigido por la doctora Mercedes López, se llevan adelante diversas investigaciones relacionadas con el
desarrollo de nuevas drogas para el tratamiento de enfermedades
cardiovasculares, tales como: anticoagulantes, antiplaquetarios y
antihipertensivos, tanto de origen animal como vegetal. Además del estudio de
factores de riesgo cardiovascular y mecanismos moleculares relacionados a la
disfunción endotelial.
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