De seguro en alguna ocasión te ha tocado vivir un episodio de rabia con tu hijo y la situación además de ser incómoda produce uno serie de sentimientos que no sabes explicar, y es que como puede pasarle a un adulto, un niño puede tener rabia.
“Cuando alguien se molesta, sufre cambios fisiológicos, como el incremento de la frecuencia cardíaca y la tensión arterial. También el cerebro altera su curso normal, como la disminución del cortisol (una hormona que sirve para controlar el estrés. Cuando se disminuye, entonces aparecen síntomas como la irritabilidad e incapacidad para concentrarse)”, explica la psicóloga Valeria Razzi.
La especialista asegura que “la relación con esta emoción de la ira a veces es muy mala. Podemos llegar a pensar que es incorrecto sentirla y en el caso de los niños más. Pero la verdad es que, como todo ser humano, pueden experimentar experiencias desagradables que les causen irritabilidad”.
¿Los adultos reprimen o contienen?
• Reprimimos al niño, no lo dejamos vivir su emoción. Censuramos la ira usando frases como "no tienes motivo para estar molesto", "los niños lindos no se ponen bravos" o actuando desde nuestra propia ira golpeándolos o colocándolos en un rincón a solas. También las intervenciones donde les pedimos que dejen de llorar y sonrían, pueden ser formas de reprimir, aunque no sea nuestra intención.
• Cuando "contenemos" significa que acompañamos al niño mientras dure la emoción. Contener significa acompañar, ofrecer un espacio para la expresión que sea seguro y supervisado. Aquí podemos abrazarlos, decirles palabras de aliento, sentarnos a su lado en silencio, ayudarles a buscar soluciones, ofrecerles una hoja y colores/lápices para que exprese la ira, invitarlos a pegar un grito muy fuerte, ayudarles a respirar contando. Esta es la manera en que él aprende a lidiar con sus emociones.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario