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lunes, 3 de diciembre de 2012

Se retiro uno de los Grandes del Magallanes, sin el Magallanes: Edgardo Alfonzo

Edgardo Alfonzo no durmió completo ayer.
“Desde anoche ando nervioso”, confesó el infielder mirandino, con una sonrisa.
Sus palabras contradecían su semblante tranquilo. Parecía una jornada más, salvo por la movilización a su alrededor.
“Siempre tuvo control de todo en el campo”, destacó Richard Hidalgo, su compañero de generación con aquellos brillantes Navegantes de los años 90 y 2000. “Un líder que se preocupaba por todos”.
El camarero venezolano más completo de todos los tiempos llegó antes que ningún otro pelotero al estadio José Pérez Colmenares, el último día de su carrera.
Sus padres y hermanos fueron a verle decir adiós, junto con unos 10.000 aficionados.
“Sólo faltó mi hermano Edgar, que está en Estados Unidos”, lamentó Alfonzo.
Edgar le abrió el camino al miembro más notable de la dinastía. Quiso hallarle lugar con el Caracas, pero los Leones no apostaron por él. Terminó firmando con Magallanes.
“Me hubiera gustado retirarme con ellos, pero no se pudo”, admitió Alfonzo, que entre 1992 y 2011 disputó en 15 campañas con los turcos. “No voy a decir que Magallanes es malo por una o dos personas que me impidieron hacerlo. Les pedí disputar un juego y retirarme. No aceptaron. Pero tengo que agradecerle al equipo por mi carrera, y también a los Tigres, porque me permitieron despedirme aquí”.
El manager Buddy Bailey no se sorprendió por ver tan temprano a quien consideraba su capitán honorario.
“Este es su día”, proclamó el estratega. “Quiero que dé un hit y que al inning siguiente haga un out en primera, para sacarlo en medio del aplauso de la gente. Así guardaría la pelota del último imparable y la del último out. Hoy es su día”.
Alfonzo recordó que no lo ganó todo en el beisbol; que le faltó la Serie Mundial.
“También le faltó que lo expulsara un umpire”, añadió el periodista Carlos Alberto Hidalgo. “Nunca lo expulsaron en Venezuela y me confirmó que tampoco lo hicieron en las grandes ligas”.
“Es un caballero”, terció Manuel Rodríguez, asistente de la gerencia general aragüeña. “Sólo estuvo con nosotros desde la temporada pasada, pero su influencia fue enorme. Teníamos que hacerle este homenaje”.
“Era el dueño de la batuta”, agregó Alex Núñez, una de las voces más experimentadas en la cueva bengalí. “Ahora necesitaremos otro batutero”.
Alfonzo contó que en la última semana recibió un aluvión de llamadas y mensajes.
“No sabía que tenía tantos amigos, tantas personas interesadas en mí”, comentó, con un guiño. “Estoy orgulloso. Le doy gracias a Dios por mi carrera y por todo lo que me ha pasado en la vida”.

Lógica decisión.
El estado de sus piernas fue el motivo evidente de su adiós. Pasar más tiempo con la familia, con dos hijos adolescentes, fue el resorte definitivo.
Alfonzo admitió que no poder jugar al campo le dio la excusa final.
“Molesta, porque quieres hacer algo más, estar en el terreno, ayudar de otra forma y no puedes”, explicó. “El año pasado era diferente, porque me alternaba entre designado y primera base. Este año no, y así no puedo ayudar”.
Tres veces recibió votos para el Más Valioso, ganó un Bate de Plata, fue al Juego de Estrellas y a la Serie Mundial.
“Una vez me contó que (el manager Bobby) Valentine casi lo dejó fuera del roster de esa Serie Mundial, porque estaba lesionado”, rememoró Rodríguez. “Edgardo le dijo que si lo hacía iba a encender Nueva York. Debe haber sido la única vez que ha protestado. Jugó con enormes dolores, pero jugó”.
“Uno, como atleta, depende del cuerpo”, continuó Alfonzo. “Cuando eso va mermando, tienes que imponerte la idea de lo que va a pasar”.
Ya tiene planes. Después de ir a Nueva York, a pedido de los Mets (el equipo que esperaba su retiro para ofrecerle trabajo), se irá “al monte”, a su finca los Valles del Tuy.
“Me gustan el monte, los caballos, el ganado”, sonrió. “Tengo mi finquita y mi manga de coleo. Primero voy a Estados Unidos. Pero eso viene después”.

El otro homenaje
Los Tigres avisaron al Magallanes hace dos semanas que Edgardo Alfonzo iba a decir adiós. “Lo hicimos para que tuvieran tiempo de organizarle algo en nuestra última visita a Valencia, el domingo pasado”, comentó Manuel Rodríguez. Hugo Torres, jefe de clubhouse de los turcos, compensó el silencio con una iniciativa que tuvo el apoyo de todos los peloteros: tomar la camiseta a rayas con el número 9 y entregársela en un marco, firmada por el equipo. “¿Qué voy a echar de menos?”, preguntó Alfonzo. “Todo. Creo que todo. Saber que no voy a prepararme para jugar. Espero que esta etapa que comienza sea tan buena como aquella”. Endy Chávez estuvo a su lado, al entregarle la camiseta. “Quise darle las gracias por todo el aprendizaje que me dejó” comentó.





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