Presidente Maduro anunció su captura. Conozca el caso por el
que era buscado por Interpol desde el 2010. Lo señalan de matar a su
esposa.
¡En la maleta de un carro! Así llevó a su esposa a una clínica el concejal de Cúcuta, Julio Vélez. Transcurre la noche del 16 de abril de 2010. La mujer, casada con él hacía tan solo cuatro meses, está herida mortalmente en la cabeza. Había recibido un balazo.
¡En la maleta de un carro! Así llevó a su esposa a una clínica el concejal de Cúcuta, Julio Vélez. Transcurre la noche del 16 de abril de 2010. La mujer, casada con él hacía tan solo cuatro meses, está herida mortalmente en la cabeza. Había recibido un balazo.
¿Por qué traen a mi hija en el baúl (maleta), como si fuera una cosa… ni a un perro enfermo uno lo mete en el baúl?, se pregunta Claudia Patricia Avendaño. No obtiene respuesta. La herida, María Claudia Castaño, ingresa a la clínica Santa Ana, de Cúcuta, muy blanca, bastante fría. Sus pies, describe la progenitora, muestran un poco de rigidez.
El padre, el médico Héctor Castaño, teme lo peor. “No hay
respuesta neurológica”, le dice un galeno a Castaño. El papá sabe que en
cuestión de minutos la mayor de sus tres hijos morirá.
Para la familia de María Claudia, a ella la mataron. Los hechos, ocurridos en la casa de sus suegros, tuvieron un solo testigo presencial: el marido. Piensan que él la asesinó. Pero Vélez, niega las acusaciones. “Mi esposa tomó la decisión equivocada de autoinflingirse una herida con arma de fuego en la cabeza”, dice Vélez.
Para la familia de María Claudia, a ella la mataron. Los hechos, ocurridos en la casa de sus suegros, tuvieron un solo testigo presencial: el marido. Piensan que él la asesinó. Pero Vélez, niega las acusaciones. “Mi esposa tomó la decisión equivocada de autoinflingirse una herida con arma de fuego en la cabeza”, dice Vélez.
El exconcejal, hasta la noche del martes, era “desconocido” en
Venezuela. El presidente Nicolás Maduro informó que Vélez es el
presunto autor intelectual del asesinato del diputado Robert Serra y su
asistente, María Herrera.
“Julio Vélez, exconcejal de Cúcuta, vinculado directamente con Álvaro Uribe Vélez, de acuerdo con las informaciones es prófugo de la justicia colombiana, tomó el dinero y dirigió todo el proceso para asesinar a Robert Serra”, explicó el Mandatario.
El mismo Maduro, poco antes de la 1:00 pm de ayer, aseguró que Vélez fue detenido. Telesur reseñó luego que fue capturado entre Lara y Yaracuy, tras salir de Caracas en taxi.
De Vélez se dijo oficialmente que era dueño de la casa de cambio Mecacambios, que según Maduro “dirige una guerra contra la moneda venezolana”.
María Claudia conoció a Vélez en la universidad cucuteña. Compartieron materias. La joven, de 21 años, estudiaba derecho. El concejal, odontólogo de profesión, tenía 33 años.
“Ella me quería, yo estaba muy enamorado y decidimos formalizar la relación”, contó Vélez al programa Séptimo Día, hace un par de años.
En septiembre de 2009 comunicaron a las familias la decisión de contraer matrimonio y ya para el 12 de diciembre de ese año eran marido y mujer. Se casaron por la Iglesia católica.
La madre de María Claudia explica que al comienzo del noviazgo, Vélez no era de su agrado. “Ella hablaba muy bien de él. Estaba enamorada”, recuerda el papá. “A mí no me gustó, se veía mayor que ella, se llevaban como 10 años y su trayectoria política tampoco me gustaba”, explicó la progenitora.
Avanzó la relación y comenzaron los problemas. “Él levantaba la voz, era muy explosivo, la tildó de bruta, en una ocasión”, señala otro familiar.
“Yo llegué a pedirle que no se casara, hasta me le arrodillé”, contó el papá.
A Lorena, abogada y prima de María Claudia, tampoco le caía bien. “Julio era pedante, irascible, poco tolerante”.
Vélez para todo tuvo respuesta en el referido programa que transmitió Caracol: “Nuestro noviazgo, como el de muchos, tuvo cosas buenas e inconvenientes… hubo armonía”.
Dos días antes de la boda, el concejal llevó serenata a la novia. Llegó con un mariachi y, entre varias, le dedicó el tema Mátalas, popularizado por Alejandro Fernández. Luego, el doctor Héctor pidió que le cantaran a su hija “Es mi niña bonita”, de Vicente Fernández,
Doce días después de la boda iban a disfrutar de su primera Navidad y la recién casada, junto a su mamá, había previsto cenar en la casa de los Castaño para compartir con los padres de Vélez.
“A las 7:30 pm, mi hija me llamó para cancelar todo. Supuestamente la ropa del esposo no quedó bien confeccionada y no podía venir”, narró el padre.
Con la llegada del 2010 la familia Castaño dice que vio cambios en la estudiante de derecho.
“En su piel comenzamos a notar moretones”, afirmaron su madre y la prima. Esta última llegó a afirmar en el programa que María Claudia era víctima de Julio “física y emocionalmente”.
“Yo le pedí que me la cuidara, se lo dije en la Iglesia. Le dije que ella era uno de mis tesoros más preciados y me la devolvió en un cementerio”, cuenta con dolor Héctor Castaño.
Vélez replicó: “No tengo denuncias sobre violencia intrafamiliar”.
En la casa de los suegros, donde vivía la pareja, “las peleas eran constantes”, dicen parientes de la joven.
El papá asegura que su hija quería, en marzo, volver a la casa donde creció. “Julio se había puesto bravo y le quitó los anillos de matrimonio, los lanzó a la calle; ella los recogió y él tiró el de él al sanitario (...)”.
El 15 de abril de 2010 Vélez y María Claudia recibieron el apartamento para mudarse. Ella estaba feliz, pensó celebrar el acontecimiento con un asado…
Al día siguiente, la fatalidad irrumpió en la relación. El viernes 16, ella fue a la Universidad de Cúcuta y sus amigos la notaron tranquila, alegre y participativa en clases. Al salir del aula, fue a casa de su mamá y esta la llevó a la casa de sus suegros a la 1:15 pm.
“María Claudia me felicitó, en Facebook, por mi cumpleaños. Luego, yo la llamé y no la noté triste. Era muy dulce y amorosa conmigo”, refiere Lorena.
Esa misma tarde, cuenta Vélez, “discutimos porque yo iba por unas fotocopias, a casa de una amiga de la universidad. Era muy celosa. Por eso peleábamos mucho”.
Según el exedil, su mujer sacó el arma de una caja fuerte y caminó hasta un pasillo donde se disparó “a la cabeza”.
Consultado sobre por qué no hizo nada para evitarlo, dijo que estaba retirado de ella, aunque vio la escena. Asegura que quedó en shock. María Claudia cayó al piso, sangraba... “Él me llamó como a las 6:37 pm para preguntar qué hacía... yo le dije que corriera a la clínica”, apunta el papá.
Pero fue una hora después que María Claudia ingresó a la clínica. Vélez señala que llamaron a una ambulancia “que nunca llegó”. Llamó a su hermana y en el carro de su cuñado la llevaron a la clínica. “Venía en la maleta”, cuestiona la madre y Vélez responde: “Abatimos los asientos y la colocamos allí”.
La investigación periodística de Caracol arrojó que de la casa donde sucedió la tragedia al centro médico hay solo tres minutos de recorrido en taxi.
“Minutos después de conocerse la muerte de mi hija, Julio se arrodilló y me pidió perdón, yo no supe por qué pidió perdón… yo tenía la mente en otra cosa”, señala Castaño.
“Yo no hice eso, si él puede probar que yo pedí perdón, que lo demuestre”, respondió Vélez.
A cinco años del suceso, las dudas no cesan entre los
Castaño. Ellos pidieron en 2012 la exhumación del cadáver, luego que un
perito hallara inconsistencias sobre la trayectoria de la bala. La
tesis del homicidio se hizo más fuerte.
Una psicóloga forense determinó que María Claudia, que tanto se cuidaba la estética, si iba a quitarse la vida no pudo darse un tiro en su cabeza. No iba a dañar su rostro. Igual opinión maneja el perito: cuando una mujer decide suicidarse, poco usa un arma; la opción más frecuente es intoxicarse.
Según un reporte de Caracol, en junio de 2013, “evidencias apuntan a que María Claudia no se suicidó y que, al parecer, la noche en que falleció descubrió la tendencia sexual del exconcejal”.
Vélez estuvo preso, quedó en libertad y estuvo prófugo hasta ayer.
La investigación periodística de Caracol reveló que Vélez se cambió la camisa que llevaba el 16 de abril porque se manchó de sangre, “esa prenda no fue examinada”.
Las manos de María Claudia tampoco tenían rastros de pólvora. Se presume que la sustancia yodada que le colocaron en el quirófano borró cualquier evidencia. Negando acusaciones hasta el final, Vélez dijo —con semblante imperturbable— : “Soy la mayor víctima de este proceso. A los Castaño se les olvida que yo perdí a mi esposa y he sido blanco de comentarios injustos”.
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