Arqueólogos en Francia han desenterrado el cuerpo de una mujer de la nobleza del siglo XVII, el cual estaba extraordinariamente bien conservado, todavía con su vestido, sombrero y zapatos.
Un equipo del Instituto Nacional Francés para la Investigación de la Conservación Arqueológica descubrió el cuerpo cuando ellos abrieron su ataúd de plomo durante una excavación de rescate en el sitio de construcción de un nuevo centro de conferencias en Rennes, al suroeste de Francia.
“Cuando abrimos el
ataúd, vimos un cuerpo, una gran cantidad de tela, los zapatos”, dijo el
antropólogo Rozenn Colleter, quien es parte del equipo. “No sabíamos
qué tan bien conservada estaba hasta que escaneamos su cuerpo”.
Colleter la describe como una “momia natural… particularmente bien conservada”.
Las inscripciones
le permitieron a los arqueólogos identificar el cuerpo casi intacto
como el de Louise de Quengo, dama de Brefeillac, quien murió en el año
1656.
Louise fue enterrada
envuelta en un capa, con un vestido de lana de sarga, una blusa sencilla
y pantuflas de piel con suelas de corcho. Cubrieron su rostro con una
mortaja, dos sombreros y una capucha.
Su ataúd de plomo fue
abierto por primera vez en marzo de 2014. Fue una de cinco —entre
aproximadamente 800 tumbas— que encontraron en el sitio, el cual ha
albergado el Convento de los Jacobinos desde el siglo XII.
Un relicario de plomo
que contenía el corazón de su esposo, Toussaint de Perrien, caballero de
Brefeillac, quien murió en el año 1649, también fue descubierto en las
cercanías.
Una vez el cofre fue abierto, el equipo tuvo que darse prisa para preservar el cuerpo.
Un conjunto único de circunstancias habían preservado el cuerpo durante cientos de años, pero no había sido embalsamado, así que sabían que la descomposición empezaría rápidamente.
“Solo teníamos algunos días para trabajar”, dijo Colleter.
Ellos colaboraron con científicos del Laboratorio de Antropología Molecular y Síntesis de Imágenes de la Universidad de Toulouse para escanear el cuerpo entero.
También tomaron muestras de tejido humano y ADN sin contaminar, al igual que patógenos, entre ellos la tuberculosis.
Las muestras podrían ayudar a los investigadores a buscar una cura contra la tuberculosis, dijo Colleter.
De los análisis, los científicos concluyeron que Louise de Quengo murió a causa de una infección.
“Esto es
extraordinario”, dijo Colleter sobre el descubrimiento de un cadáver tan
bien conservado. “Tienes que tener un ataúd de plomo, pero este debe
estar cerrado herméticamente, sin insectos, y la humedad tiene que ser
baja”.
“Los doctores dijeron que el cuerpo parecía uno que hubiera sido enterrado durante dos semanas, pero ella tenía 350 años”.
Louise de Quengo volverá a ser enterrada una vez que todas las pruebas científicas hayan sido completadas.
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