Silvia Idalia Serrano tiene 34 años. Lleva un mes postrada, intubada y en coma inducido tras una triple operación de cirugía estética efectuada el pasado 19 de abril en una clínica privada de Madrid. Se encuentra en la UCI del Hospital madrileño de La Paz por una complicación en una liposucción, un caso que ha hecho recordar de inmediato la muerte de Sara Gómez, aún por esclarecerse en Cartagena (Murcia).
La familia de Silvia interpuso una denuncia porque aseguran que los médicos no supieron atenderla ni detectaron la infección que ahora le afecta a varios órganos vitales. Cuando llegó al Hospital madrileño de La Paz estaba prácticamente muerta.
La septicemia que sufre Silvia «se debe -dice la familia- a una negligencia médica cometida por la clínica CEME donde se operó», aunque desde el centro médico se niegan las acusaciones.
«El procedimiento fue correcto, la recuperación fue normal y en ningún momento se detectó un cuadro infeccioso. Si hubo infección fue posterior a la operación», esgrime el centro. Daniel Poyato, la pareja de Silvia, explicó que en un principio Silvia iba por una liposucción, pero la clínica le hizo una oferta, un tres por uno: reducir mamas, quitar grasa y transmitir esa grasa al glúteo, por «un módico precio», lamenta ahora este joven.
Las consecuencias de la operación, en la misma noche, fueron fiebre alta, vómitos y dolores. El facultativo que la intervino está colegiado y es un nombre reconocido en la profesión, con más de 30 años de experiencia.
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