A Elvira de Urrea el hampa le mató su hija, la oficial agregada
Kendy, ahora la Policía Nacional Bolivariana y la Universidad Nacional
Experimental de la Seguridad juegan con su dignidad y dolor de madre, al
no darle respuestas ni indemnizaciones por tan irreparable pérdida.
Cómo es posible que mi hija, quien se graduaba esta semana en la
Universidad (Nacional Experimental de la Seguridad, UNES), muere en
servicio, la matan como un perro, y no le queda nada a su niña”.
Así,
ahogada en llanto e impotencia, Elvira relata la nueva tragedia que
estremece su vida: Ella es la madre de Kendy Urrea, la oficial agregada
de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), asesinada en sus funciones de
trabajo el pasado viernes 27 de noviembre. Estaba en un punto de control
en el sector Primero de Mayo, de El Cementerio, cuando avistó a una
camioneta Cherokee negra, a la cual le dio la voz de alto. La respuesta
fueron tiros contra los ocho funcionarios que estaban allí. Ella cayó
herida mortalmente con un tiro de escopeta en su cuello. Fue trasladada
la Clínica Atías donde murió.
Kendy
dejó huérfana a una hija de cuatro años. Esa niña es la nieta de
Elvira, su foco de angustia en un momento de aguda crisis en Venezuela,
donde ni la PNB ni la UNES ni ningún organismo oficial dan algún tipo de
apoyo o inedemnización a la madre e hija de Kendy. Este
episodio, sin duda, revela la segunda desgracia que afronta la familia
de un funcionario muerto a manos de la delincuencia en el país con las
reservas petroleras más grandes del mundo: Sus deudos quedan sin
protección social, sin seguridad de ningún tipo, con un Estado indolente
que no se hace responsable por quien murió defendiéndolo
“Me la
mataron en pleno servicio y por defender a la patria contra unos
malandros…debieran ser un poco más justos (…) no puede ser que un
ciudadano pierda la vida y con un niña chiquita y no le dejen nada… no
puede ser. No lo veo lógico. ¿Y si yo no existiera, qué sería de la vida
esa niña?”, lamenta Elvira sin consuelo de ningún tipo.
Humillación en la PNB
“Están matando muchos
policías”, le dijo a Kendy más de una vez, para disuadirla de dejar su
oficio. “A la niña no le queda nada (…) cuando debieran darle al menos
algo porque queda desamparada… yo tengo 55 años, yo no he tramitado ni
siquiera pensión, soy diabética, a mí me ha dado un infarto. Me parece
muy injusto que mi hija haya perdido la vida por nada. Ni siquiera una
tableta para que la niña juegue, para ponérsela en el árbol (de
Navidad), de Niño Jesús…
En la PNB y en la UNES lo que han
hecho es vacilarla y ruletear su dolor: “Vaya es esta oficina”, y
cuando llega le dicen que allí no es, o que el general “tal” no está…
tampoco ha faltado la mediocre frase de empleado público, “Venga
mañana”. Nadie se conmueve ante el dolor de Elvira, que como
ella misma dice, “si fuera que la asesinaron en una fiesta, en su casa, o
que la mató un novio, pero a mi hija me la mataron en pleno servicio y
por defender a la patria contra unos malandros… no, no veo… debieran ser
un poco más justo”.
-Elvira, ¿no te han dado nada a ti o tu familia de indemnización o ayuda por el asesinato de tu hija?
-No nada, solo la caja de ahorro y lo que tiene de prestaciones y para eso tengo que hacer los trámites sucesorales.
-O sea que encima tienes que hacer un papeleo para poder tener eso…
Sí,
ahora en diciembre qué le doy a la niña… ¡absolutamente nada! (…)Yo no
quiero ir más a la Policía (Nacional Bolivariana), estoy cansada de
pasar pena y vergüenza, sentirme humillada porque no es posible que mi
hija haya dado la vida por nada. No puede ser, estoy molesta con la
policía, que a esa niña no le quede nada de su mamá después de cuatro
años de irse de madrugada, de no estar con ella, de tantas cosas… no
puede ser.
-¿Y el padre de la niña?
-Mi
hija vivía conmigo y mi nieta, porque ella está separada del marido y no
sé dónde ubicarlo (…) Ella tiene cuatro años (…) El padre nunca le dio
nada. Fue el día del funeral y más nada.
Una tableta para la nieta
Esta
semana, Kendy salía egresada de la UNES. Como funcionaria, le
correspondía una tableta que le están dando a todos los oficiales que
cursan en esa universidad. De hecho, Elvira cuenta que fue a la sede de
esa institució con el acta de defunción de su hija, ya que la tenía
asignada, pero hasta eso se lo han negado.
“Por lo menos algo para la niña, yo quería la tableta porque eso es lo único que podía regalarle pero ahora ni siquiera eso…
-Una tableta…
-Claro
porque mi hija se la ganó con sus estudios y sus esfuerzos, no estoy
pidiendo nada que no le corresponda a mi hija y se la negaron (…) ¿Qué
me queda de ella? Ni sus estudios ni nada, perdió la vida por nada. Nada
para decirle a la niña, ‘mira lo que te dejó mi mamá”.
No es fácil conversar con quien ha sufrido tanto. No hay palabra
de consuelo que salga. Solo rabia, dolor e impotencia quedan al
escuchar entre lágrimas, la incertidumbre y angustia con las que Elvira
mira el futuro de lo que le quedó de su hija… su nieta: “Cómo es posible
que dejen a los niños desamparados de esa forma”.
Siguenos a traves de nuestro pin: 592F93F4 y el twitter @elparroquiano
Si deseas comunicarte con nosotros ya sea para denunciar, aportar o publicitar con nosotros, escribenos aca: eparroquiano5@gmail.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario