Un restaurante asiático en Madrid ha causado conmoción y terminó clausurado luego de que autoridades encontraron un entramado de irregularidades sanitarias, ingredientes prohibidos y casos insólitos como el de palomas desplumadas presuntamente preparadas para ser servidas a los comensales como si fueran pato laqueado.
La intervención se dio cuando la Policía Municipal de Madrid realizaba una inspección rutinaria en un local situado en la calle Perpetua Díaz. En su interior se encontraba el encargado del negocio junto a dos clientes.
Tras comprobar el estado de insalubridad extrema, los productos sin control sanitario y alimentos no autorizados para consumo humano, los agentes ordenaron de inmediato el cierre del establecimiento por representar un serio riesgo para la salud pública. La Junta Municipal de Usera procedió a precintar todos los productos, y la Policía trasladó el caso a la autoridad judicial y al Ministerio Fiscal.
El dueño del restaurante enfrentará cargos por un presunto delito contra la salud pública y otro contra la fauna y flora, al almacenar y comercializar especies protegidas o no aptas para el consumo.
«Vimos cucarachas en el suelo y sobre una mesa que estaba pegada a la nuestra, ya nos habíamos comido los entrantes. Vimos que unos comensales se levantaron y se marcharon sin apenas comer nada, nosotros hicimos lo mismo nada más ver la fauna del local», dijo uno de sus clientes.
Según fuentes recogidas por Europa Press, los agentes descubrieron otras irregularidades como música a un volumen desmedido sin limitador acústico, salidas de emergencia bloqueadas, enseres obstaculizando los pasillos, extintores que no cumplían la normativa y ausencia de licencia de actividad.
Pero lo más grave vino al descubrir un almacén oculto al que se accedía a través de una estantería corredera en el baño para personas con movilidad reducida. Allí encontraron ocho congeladores industriales oxidados y sin termómetros, que almacenaban más de una tonelada de carne y pescado en mal estado, sin ningún tipo de etiquetado o trazabilidad.
Entre los productos decomisados figuraban gallinas congeladas sin identificación sanitaria, tiras de carne colgadas en tendederos y ventiladores que escurrían grasa sobre cartones en el suelo. También había trampas para ratas con carne podrida como cebo, y dos palomas desplumadas listas para venderse como pato laqueado.
En la cocina, los utensilios oxidados descansaban en el suelo entre acumulaciones de grasa, sin sistemas adecuados de ventilación. Los cocineros, además, manipulaban los alimentos sin guantes ni gorros, en flagrante violación a la normativa básica de higiene alimentaria.
El cuarto de basura del restaurante reveló un recipiente con más de 100 litros de grasa acumulada, sin tapa y sin un sistema apropiado de eliminación. A esto se sumó la incautación de 184 unidades de gominolas con forma de pato, 183 envases de aditivos y colorantes de origen chino, plantas sin etiquetar destinadas presuntamente a infusiones, y bivalvos fangosos de origen asiático sin control sanitario.
También se localizaron especies marinas prohibidas como dátiles de mar chinos y pepinos de mar (holoturias), considerados fauna protegida.
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