Desde la aparición del coronavirus laboratorios de distintos países del mundo comenzaron a trabajar en posibles vacunas para evitar la covid-19. Las tecnologías a las que recurrieron varían según los casos, pero hasta aquí todos los fármacos que se aplican o están avanzados en su desarrollo son inyectables. La excepción surgió en China, donde se apuntó a una vacuna que se inhala y cuyos ensayos clínicos acaban de ser autorizados por las autoridades de ese país.
La vacuna en cuestión fue desarrollada por el laboratorio CanSino Biologics y el Instituto de Biotecnología de Pekín, anunció el martes esta empresa en un comunicado. Ese mismo laboratorio ya tiene otra vacuna inyectable, que fue probada en la Argentina y que comenzó a ser aplicada en forma masiva en países como México.
Hasta el momento, cinco vacunas han recibido en China una autorización con condiciones o una homologación de urgencia. Todas ellas son fabricadas en ese país, pero ninguna se administra por vía respiratoria. La seguridad y eficacia de esta vacuna que se inhala «tienen que confirmarse» en estos ensayos, dijo la CanSino.
Hasta el 20 de marzo, China había administrado casi 75 millones de dosis de vacunas contra el coronavirus, según la página web de análisis de datos Our world in data.
China se dispone además a flexibilizar las restricciones de entrada en su territorio de ciudadanos de varios países, entre ellos Estados Unidos, siempre y cuando hayan recibido una vacuna china.
El martes, un responsable del ministerio chino de Relaciones Exteriores indicó que se estaba en «estrecho contacto» con varios países y «se iban a firmar acuerdos mutuamente beneficiosos» para facilitar los viajes.
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