Con tan sólo unos minutos frente al computador, las webcamers pueden hacer tanto o más dinero de lo que a otra persona en un trabajo común le tomaría un mes.
En un trabajo de investigación publicado en el portal armando.info, se señala que a pesar de la crisis económica que vive Venezuela hay quienes han logrado salir airosos entrando al mundo de la pornografía o el modelaje erótico en la web.
Este es el caso de Yllen, una bailarina y productora audiovisual por
muchos años que ahora se hace llamar “La diva erótica” y sabe qué
funciona con el público y qué no. La mujer de 47 años cuida que la luz
sea la adecuada, que el micrófono se escuche y la cámara se ubique en la
posición correcta desde la comodidad de su sofá, en lo que ella ha
catalogado como “la noche de vestiditos”.
“Todo ha sido una consecuencia tras otra. La situación del país, tenía pocas alumnas en mi escuela de danza
y la respuesta fue obvia: hay que ganarse el dinero afuera. Y lo
primero que se me ocurrió no fue irme, sino ganarme el dinero por
internet. Empecé a darle la vuelta. ¿Cómo gano dinero por internet? E
inevitablemente caes en el mundo del sexo. Y está bien, porque el sexo
siempre ha sido un buen negocio”, comentó Yllen quien está en este
trabajo desde hace poco más de un año e hizo hincapié en que no se
dedica a la pornografía y que el contenido que produce es solo
“altamente erótico”.
Además, Yllen señaló que parte de sus días se dedica a transmitir en
vivo en salas de chats online a través de diferentes plataformas, al
tiempo que en su página web personal ofrece videos, fotografías,
consejos, intercambio de mensajes y sesiones de Skype privadas de 15 minutos que pueden llegar a costar 12 dólares.
“Podría decirse que hago soft porn. Es decir no vas a ver imágenes
explícitas ni penetración. La mayoría de las veces hago un show de pole,
me ven de cuerpo entero y me voy desvistiendo. Pero son pocas las
chicas que se dedican solo al erotismo”, expresó.
Asimismo, en el texto se acotó que la industria del sexo en Venezuela
tiene diversas vertientes ya que existen las actrices porno que
usualmente graban sus escenas fuera del país y comercializan su trabajo
internacionalmente; la modelo erótica en la web que explota el erotismo o
realiza actos sexuales frente a una cámara; la vedette que representa
una figura sexual mediática; y las escorts que ofrecen servicios
sexuales y son conocidas coloquialmente como “prepagos”.
“Hay muchos venezolanos que se van un tiempo a otros países a grabar un par de escenas porno y vuelven. Yo gano mi plata afuera en dólares y la gasto aquí en bolívares. Para mí es más rentable así
(…) También el control cambiario ha provocado que productoras de otros
países vengan a grabar escenas en Caracas porque les sale más económico.
Aquí podemos hasta grabar en buenos hoteles y todo el producto se
termina vendiendo afuera”, manifestó el porn star venezolano Zeus
Rodríguez.
Por su parte, Mabella Rivas es una actriz porno venezolana que además
de grabar escenas en otros países y ofrecer shows eróticos en vivo en
locales nocturnos, también realiza sesiones personalizadas por Skype
cobrando hasta 30.000 bolívares: “Me contactan por Twitter, me transfieren el dinero y listo.
En una sesión regular me piden que me toque los senos y que me
masturbe. Curiosamente la mayoría son parejas que quieren que las vea
teniendo sexo mientras yo estoy del otro lado de la pantalla”, explicó.
En el 2010 hubo un intento en la Asamblea Nacional de establecer un
Plan de Acción Nacional para prevenir, reprimir y sancionar la trata de
personas, prostitución y pornografía, sin embargo, este tema quedó solo
en discusión.
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