Freya nació el día de Acción de Gracias de 2014, de forma prematura, pesando 1.7 kg, aproximadamente la mitad de peso que los bebés llegados a término suelen pesar. Debido a ello, la pequeña tuvo que permanecer varias semanas en la unidad de cuidados intensivos de neonatos hasta que el 21 de diciembre de aquel año pudo volver a casa.
En este sentido, el embarazo de Lauren Vinje, su madre, tuvo que ser controlado debido a la aparición de preeclampsia en la semana 28 de gestación, un estado patológico de la mujer en el embarazo potencialmente peligroso caracterizado por hipertensión arterial, edemas y aumento excesivo de peso que afecta en torno a un 15% de las gestantes.
Tras la cesárea de emergencia a la que Lauren fue sometida, esta madre de Minnesota contó que no pudo abrazar a su hija hasta pasadas 5 horas de vida de la pequeña. Su historia, como la de cientos de padres que han pasado por lo mismo no es fácil y suele ser un inesperado golpe que solo con positividad y fuerza puede encajarse de mejor manera.
Esa positividad y esa fuerza que muchos padres necesitan, Freya, la hija de Lauren y David, se encargó de mandársela a sus padres en forma de radiante sonrisa cinco días después de haber nacido.
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