Hace 218 años, el 3 de febrero de 1795, nació en la ciudad de Cumaná, Antonio
 José de Sucre. Constancia, disciplina, nobles ideales y una lucha 
incansable por la emancipación de los pueblos, unidas a su honda 
preocupación por el sentir patriótico, humanitario y pedagógico;
 son los particulares y muy especiales rasgos que configuran y definen 
la personalidad del insigne prócer venezolano, nombrado Gran Mariscal de
 Ayacucho por el Congreso del Perú, gracias a sus triunfos en las 
guerras independentistas latinoamericanas.
Con una excelente visión por los asuntos del Estado, Sucre es considerado como el militar, político y estadista más completo en la historia de la Independencia nacional. Su
 ejemplar vida y gesta en función de la libertad de los pueblos, se 
encuentra vigente en la juventud revolucionaria que hoy protagoniza los 
cambios sociales necesarios en el país.
La convicción y apego militar no desvió en Sucre su ideología sobre 
la educación como un servicio del Estado consagrado a todos los 
ciudadanos. De ella manifestaría que “(…) un pueblo no puede ser
 libre, si la sociedad que lo compone no conoce sus deberes y derechos, 
consagrando un cuidado especial a la educación pública…” Chuquisaca, 27 de enero/1826.
En Quito, en pleno ejercicio de sus funciones como primer Intendente del Departamento del Ecuador, decreta el 19 de septiembre de 1822, propagar la educación pública como contribución en la búsqueda de talentos comunitarios
 “(…) el supremo Poder Ejecutivo ha provisto en toda la República útiles
 establecimientos: como colegios, casas de educación para atender a la 
ilustración de la juventud, sus progresos y adelantamientos de la 
ciencia y las artes…”.
Antonio José de Sucre, en su esfuerzo por transformar la 
instrucción en el Ecuador, insiste repetidamente en compilar información
 sobre el estado de la educación, buscando obtener las 
herramientas precisas para así diseñar un plan de acción que le 
permitiera concebir y organizar todo lo referente a la administración 
educativa.
Convencido estaba el Gran Mariscal de que esta loable iniciativa no sería posible sin la colaboración activa “…
 de aquellos ciudadanos que por sus luces, patriotismo y conocimiento 
del país pueden coadyuvar eficazmente a este fin y de los que 
inmediatamente están encargados de presidir y dirigir los estudios, la 
educación y enseñanza pública”.
Premisas muy similares conceptualizan hoy a la Misión Sucre, llamada así en su honor. Es
 un plan diseñado como estrategia gubernamental para romper los círculos
 de exclusión en la educación universitaria, a través de la 
incorporación de todas y todos los bachilleres que así lo deseen,
 según mandato constitucional y como vía para alcanzar el desarrollo 
humano integral y sustentable, la soberanía nacional y la construcción 
de una sociedad democrática y participativa.
En este sentido, el Presidente Hugo Chávez señaló que “…la Misión 
Sucre es como Sucre llevando antorchas, una antorcha de conocimiento, de
 fuerza moral, de unidad del pueblo. Más allá de los partidos, más allá 
de las candidaturas, aún más allá de la coyuntura electoral…”.
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