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viernes, 11 de junio de 2010

TODOS SOMOS INDÍGENAS: PRIMER ANIVERSARIO DE BAGUA



Por orden expresa del gobierno -un día como hoy, hace un año- la policía atacó a los amazónicos en la “Curva del Diablo” con fusiles de guerra, como si se tratara de una batalla contra enemigos invasores de la patria. Los indígenas se preparaban para el regreso a sus comunidades, unas horas más tarde, luego de haber informado de esa decisión a los jefes policiales y del ejército, en la tarde del 4 de junio. La ministra del Interior Mercedes Cabanillas sabía muy bien lo que hacía, tanto al transmitir la orden de disparar como al decir después que ella y los jefes no sabían nada y que la decisión debió bajar seguramente del cielo. Esa es la peruanísima tradición de los grandes jefes de ordenar que maten y luego esconderse detrás de los oficiales de menor rango. Los primeros muertos fueron indígenas por balas de la policía; después vinieron los policías muertos en manos de indígenas.


“Todos somos indígenas” es la frase que condensa toda la potencialidad política del Movimiento indígena amazónico que comenzó hace 40 años. Dirigentes con otros rostros, otros apellidos, con el “color de la tierra”, bilingües
peruanos llamándose a boca llena awajun, asháninka o shawi, al mismo tiempo, reclamando su territorio, su cultura, su lengua, su identidad, su dignidad; su espiritualidad, rebelándose contra el gobierno que quiere entregar las tierras de las comunidades nativas a las concesiones de empresas extranjeras y nacionales con el cuento de la inversión y el “desarrollo”. Se sintieron insultados y ninguneados al ser llamados “perros del hortelano” por el Sr. Alan García que sabe poco o nada de respeto a los pueblos y personas que forman el Perú.


Los amazónicos defienden principios, valores y posiciones que son parte del futuro del país: una sociedad basada en los principios de solidaridad y reciprocidad y no en la lucha a muerte por la riqueza, en no tomar de la naturaleza sino aquello que nos hace falta, en cuidar y respetar a la madre tierra, a los ríos y mares, sin los cuales no podríamos alimentarnos, en considerar el petróleo, gas, madera, y oro como bienes públicos, nacionales, de todos los
peruanos y peruanas y no de unas cuantas empresas multinacionales gracias a los favores recibidos de políticos como Alan García. Los indígenas de los diez países de América del Sur que viven en las cuencas de ríos que van a dar al Amazonas dicen que defender la Amazonía, es defender a la humanidad, no sólo a sus propios pueblos. Saben de lo que hablan.


Por lo que acabo de mencionar, porque tuvieron el valor de enfrentarse al poderoso Sr. García y sus clientes, por respaldar con sus propios hechos lo que dicen, y por muchas otras razones más, en la imaginación de las capas populares y medias anida una simpatía muy grande con ellos y ellas. Es eso, lo que está debajo de la frase “Todos somos indígenas”. Volveré sobre las perspectivas, luces y sombras, que se abren para el país después de la rebelión amazónica.



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LA ORDEN VINO DE ARRIBA


Ahora estarán frotándose las manos los que pedían sangre y fuego y restablecimiento del orden.

Para los pobres –incluidos los policías usados como carne de cañón- el “restablecimiento del orden” consiste en plomo a discreción y muerte difusa.

En el Congreso también debiera haber algunos arrepentimientos.

El de Velásquez Quesquén, por ejemplo, operador rastrero de los designios presidenciales dirigidos a imponer los decretos de urgencia que la Defensoría del Pueblo ya había considerado inconstitucionales.

¿Qué interés puede estar tan por encima del diálogo y la paz?

El interés de lo que John Dos Passos llamó “The big money”, título de su inmortal novela sobre ese capitalismo que todo lo devora.

¿Y por qué no funcionó la llamada Mesa de Diálogo presidida por el muy incompetente Yehude Simon?

Porque hubo mala fe de ambas partes. Tanto de Simon, encerrado en la loseta que García le ha puesto como destino y escenario, como de Alberto Pizango, ese misterio pétreo que no sabe de matices sino de victorias maximalistas.

Los irresponsables congresistas nacionalistas, que prefirieron un desayuno lento antes que estar a tiempo a la hora del debate, también han puesto su cuota.

Y el Apra, convertida en maquinaria presidencial y despojada de toda entidad partidaria, ha hecho lo suyo.

Al momento de escribir estas líneas ignoro, como todo el Perú, cuántos civiles han sido asesinados por las fuerzas del orden y cuántos cadáveres han sido ocultados o quemados al amparo del toque de queda.

Lo que sí sé es que once policías han caído cumpliendo la orden de despejar una carretera tomada hace demasiados días.

Y a mí que no me vengan con que hay muertes desdeñables ni cadáveres de segunda clase. Esos once policías son funcionarios públicos que han sido asesinados. Y lo lamento y esas muertes me duelen.

Pero el paro de la selva, desatendido por el gobierno, era y es un paro político. Y en la selva los llamados “indígenas” –los que estuvieron antes que nosotros, cuando el Perú era una inmensa arboleda y algunos puñados de cazadores- están hartos de Lima, del gobierno, del Estado, de la autoridad.

Nada justifica el asesinato de los policías. Pero nada atenúa la responsabilidad de Alan García de haber dado la orden de “limpiar el puente y la carretera” justo 24 horas después de que el Congreso, sometido a sus órdenes, se burlara de la selva postergando el debate del decreto de urgencia 1090.

Quiso el Congreso, en provocación extrema, que el decreto 1090, ya señalado como inconstitucional por la propia Comisión de Constitución, no fuese derogado, como correspondía, sino derivado a la agenda de la Mesa del Diálogo. Y la Mesa del Diálogo había dejado de existir.

De modo que esa burla se convirtió en furia amazónica, en clamor exacerbado y en grito de guerra.

Yehude Simon, a pesar de su aciago papel, no puede cargar con todas las culpas. El responsable de esta tragedia se llama Alan García.

Es el mismo Alan García fuera de sí que alguna vez ordenó la matanza de los penales. El mismo Alan García que traicionó en paquete sus promesas electorales y gobernó sentándose a la diestra de Lourdes Flores.

Pedir la renuncia de Yehude Simon es fácil. Responsabilizar únicamente a Mercedes Cabanillas es un gesto insuficiente y radicalmente injusto.

Quien exigió que la autoridad se impusiese acribillando a quien fuera necesario es Alan García. Y la primicia la dio el diario “Correo” hace unos días. En efecto, en su sección de datos breves “Correo”, informado sin duda desde Palacio, festejó el hecho de que, en una sesión de gabinete, la ministra Cabanillas fuera amonestada “casi a gritos” por su “debilidad” en el caso del paro selvático.

Muy bien. Lo que se llamaba, desde la impaciencia presidencial, “debilidad” era prudencia y humanidad. Lo que García ha vuelto a imponer es su estilo. Su ensangrentado estilo.

La ministra Cabanillas debería renunciar. Yehude Simon debería apartarse. García tendría que quedarse con sus incondicionales.

Azuzar a la población es irresponsable y, en el fondo, criminal. Si la oposición existiese de un modo menos inorgánico, tendría que apostar por la derogatoria inmediata de los decretos venales de García, la restauración del diálogo y la demanda del enjuiciamiento de todos –repito: de todos- los culpables.

En la historia de la injusticia peruana, ¿a cuántos lutos nos someteremos antes de admitir que cuando el orden significa matanza y desvarío es que el orden no vale la pena? ¿No ha escuchado García la frase aquella de que la nobleza consiste en tener la fuerza para no tener que emplearla?


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GARCÍA, A SANGRE FRÍA


Alan García ha vuelto a manchar de sangre sus manos, esas manos que ordenaron la matanza de El Frontón y firmaron en su actual período el decreto que permite a las fuerzas del orden abrir fuego contra civiles y les garantiza impunidad.

Yehude Simon, el secuaz, reveló ayer, en conferencia de prensa, el origen de la tragedia: “Teníamos que imponer el orden y la disciplina”, dijo. Mercedes Cabanillas lo confirmó a Canal N: “Era necesario restablecer el orden”.

Periodistas enviados a Bagua establecen este cronograma: primero, algunos policías emboscan y disparan contra rebeldes; luego, algunos nativos arrojan sus lanzas contra aquellos, y los matan. Después se apoderan de las armas de los caídos y con ellas contraatacan.

Es evidente que la orden de emplear la violencia contra el pueblo amazónico provino de Palacio, con la complicidad de Yehude Simon, presidente del Consejo de Ministros, y de Mercedes Cabanillas, ministra del Interior.

A Simon, en días en que era propagandista furioso del MRTA, no le tembló la mano cuando, en una sesión documentada, condenó a muerte a un militante que había llegado a la conclusión de que la lucha del pueblo no iba por la ruta de las armas.

Ahora, Simon, convencido de que el poder no nace del fusil, cree que el fusil nace del poder y que el poder lo puede todo.

En el conflicto hay un problema de fondo: los Decretos Legislativos que, con el fin de aplicar el TLC con Estados Unidos, pisotean intereses del país y de los nativos de la selva.

El ministro del Medio Ambiente se desgañita repitiendo que los nativos pueden ser dueños de tierra superficial, pero no del subsuelo, que es de todos los peruanos.

Pero es evidente que la actividad petrolera puede afectar la propiedad y la vida de los nativos, sobre todo si envenena ríos y arrasa suelos.

Puede, decimos, en un régimen entreguista y corrupto como el actual, bajo el cual se concede todo, sin condiciones, a las transnacionales.

Sabido es que la gran minería y las empresas de hidrocarburos aplican en sus países de origen tecnologías que preservan al máximo el medio ambiente y la biodiversidad. Acá, algunas empresas concesionarias de la selva se declaran dispuestas a negociar con los nativos.

Frente a la matanza desatada por orden de Alan García hay que decir con claridad: estamos gobernados por políticos que no calculan las consecuencias de sus actos.

La selva no es un pueblo joven indefenso. Tampoco es el campo de maniobra de un manípulo de agitadores. Es una región abandonada por siglos, despreciada por las maniobras criollas del Congreso y que no se va a rendir mediante balazos, represión de sus líderes o prisión de Alberto Pizango, dirigente reconocido y admirado por los amazónicos y todo el pueblo.

La selva es inmensa y allí todas las armas resultan cortas.

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PALESTINA SE DESANGRA Y EL MUNDO NO DEBE CALLAR




El mundo entero no debe mirar de forma pasiva y cómplice, como el Estado terrorista de Israel está desarrollando una nueva masacre en Gaza, violando el derecho internacional y humanitario; y desarrollando una nueva faceta de su histórica y permanente política de exterminio físico y político del pueblo palestino, los Peruanos y latinoamericanos, indignados por tanta injusticia y cansados de tanta hipocresía mundial, venimos a declarar públicamente lo siguiente:

1. Condenamos el holocausto, los crímenes de lesa humanidad contra el Pueblo Palestino y expresamos nuestro pleno compromiso con los derechos nacionales del pueblo palestino y sus aspiraciones. El logro de una paz justa y duradera en Oriente Medio solo podrá alcanzarse a través de la aplicación de la legalidad y el derecho internacionales, que, tal y como contemplan las resoluciones de la Asamblea General y del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (NNUU), exigen a Israel su retirada incondicional de los territorios árabes y, en particular, palestinos ocupados en 1967 y garantizan al pueblo palestino su derecho a la autodeterminación y a la creación de un Estado soberano e independiente con capital en Jerusalén.

Así mismo, exigimos una solución justa, digna y definitiva del problema de los más de cuatro millones de refugiados palestinos en los términos de las resoluciones de NNUU, que establecen su derecho al retorno y a recibir indemnizaciones, solución que ha de incluir además el reconocimiento por parte de Israel de su responsabilidad en la tragedia histórica del pueblo palestino.

2. Nuestro más firme respaldo a la opción de vida LA RESITENCIA del pueblo palestino contra la nueva escalada terrorista de Israel que ha cobrado mas de 600 muertos y 3500 heridos víctimas indefensas e inocentes en la franja de Gaza, expresión renovada de su determinación de alcanzar su independencia nacional y de construcción de una sociedad plenamente democrática. Con nuestro apoyo y solidaridad contra la guerra queremos además resaltar nuestra defensa del inalienable derecho del pueblo palestino a la libre autodeterminación, la soberanía y la defensa de su territorio frente a la ocupación militar israelí, tal y como reconoce la legislación internacional.

Al tiempo, expresamos nuestro reconocimiento a cuantos ciudadanos israelíes trabajan en defensa de los derechos nacionales del pueblo palestino, y por la paz y la convivencia entre ambos pueblos.

3. Nuestra más categórica condena de la permanente actividad terrorista y las humillaciones perpetrados por las fuerzas de ocupaciones israelíes y los colonos contra la población civil palestina. Acciones criminales avaladas por los instigadores y financistas sionistas e imperialistas internacionales.

La comunidad internacional no puede seguir asistiendo, impasible, a la destrucción sistemática del pueblo y la cultura palestinos, mientras otorga un trato de favor al Estado Terrorista de Israel. Por todo ello:

a) Reclamamos de NNUU, la Union Europea, la OEA y demás organismo internacionales que garanticen la protección efectiva y el respeto de los DD.HH de la población palestina de Gaza frente a la escalada militar israelí mediante el envío el envío de misiones de paz, ayuda humanitaria y que actúen de manera inmediata y comprometida para forzar al gobierno de Israel a que cumpla con las exigencias de la legalidad internacional poniendo fin a su guerra y su ocupación.

b) Exigimos al gobierno Peruano y demás países Latinoamericanos rompan todo tipo de relación diplomática y comercial con un Estado Terrorista como el de Israel, promueva la aplicación de sanciones económicas y penales a los criminales de guerra Israelies y promuevan el logro de una solución justa, digna y definitiva del conflicto. El terrorismo de Estado que conducen Alan García y Alvaro Uribe en Perú y en Colombia es financiado y entrenado por mercenarios israelíes y la C.I.A.

c) Finalmente, llamamos al pueblo Peruano, a los partidos políticos, a la sociedad latinoamericana y mundial para que incremente sus iniciativas de apoyo efectivo a la población palestina y se movilice para que juntos paremos la ilegal e injusta guerra y la defensa de los derechos nacionales palestinos.

El fin de la Guerra, la represión y de la ocupación israelíes junto con el reconocimiento y ejercicio de los derechos nacionales palestinos es la condición ineludible para el establecimiento de una paz justa y duradera en Oriente Medio sobre la base de la convivencia, la cooperación y el reconocimiento mutuo entre sus pueblos.

De nosotros depende

…que detengamos la impunidad del estado terrorista de Israel

…que detengamos los crímenes de lesa humanidad

…que se respeten los derechos humanos en palestina

…que se respete la voluntad del pueblo palestino de elegir su gobierno

…detener el avance del sionismo e imperialismo en todas sus formas

Paz con Justicia y Dignidad para Palestina


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ISRAEL Y EL CRIMEN QUE NO CESA



La nueva acción genocida que acaba de cometer el gobierno sionista ante la estupefacción, el horror y la condena del planeta, y la monstruosa arrogancia con que, sabiéndose impune, la justifica y se declara dispuesto a repetirla, torna inútiles las palabras, pues no hay adjetivos para calificarla. Me limitaré ahora a reproducir algunos párrafos de artículos que he dedicado al tema, presentando debidas excusas a quienes los hayan leído. Suenan como si hubiesen sido escritos hoy.

Los sionistas de Israel, que en acto, sin igual en la historia, de entrega psicológica al enemigo asumieron el nazismo, descargan su odio, vesania y letalidad contra el acosado pueblo de Palestina casi las veinticuatro horas de casi cada día de casi todos los años de un conflicto creado por imposición y abuso de fuerza, basados en el apoyo imperialista, la complicidad vergonzosa de los subimperios y el miedo de buena parte del mundo, que no se atreve a la protesta. Europa recela porque hace sesenta y tantos años los nazis asesinaron a millones de judíos –y también de rusos y de muchos otros pueblos, creencias y religiones que no se “victimizaron” a sí mismos– y tiene complejo de culpa. Los demás temen que se les acuse de antisemitas. Y el imperio yanqui utiliza a esa especie de minirréplica superarmada como su perro de presa en el Medio Oriente, y es a su vez utilizado por el sionismo, ligado a la quintaesencia del poder imperial, para su propósito de fondo. Los sionistas quieren para sí el territorio palestino completo –casi todos sus líderes lo han proclamado– y desencadenan su transfiguración nazi con ese fin. Por un soldado capturado en acción de guerra, tras reiteradas provocaciones mortales, lanzan su descomunal maquinaria destructiva contra el pueblo de Gaza y quieren que ese pueblo no se defienda y acepte la muerte pasivamente, como los judíos de hace más de seis décadas frente a los nazis. No se perdonan a sí mismos esa debilidad o impotencia histórica y se la pretenden endosar al pueblo al que desean destruir y despojar, usando su inmensa superioridad material alimentada por los yanquis, y su cieno espiritual de odio, racismo e inhumanidad.

El sionismo es en realidad expresión de la extrema derecha judía ultrarreaccionaria y proimperialista, pero aprovechando aquella actitud cómplice y temerosa ha conseguido imponer una visión unívoca, la de que une en sí religión, nacionalidad, política y Estado de Israel. Algo como eso ha sido desiderátum de todos los fascismos y es lo que explica el grado abrumador de intolerancia, insensibilidad ante la muerte masiva, rechazo a todo derecho ajeno y colocación del interés propio sobre cualquier consideración moral o ética. Esa mistificación debe ser despejada: una cosa es el pueblo, en este caso el judío, y otra el poder dominante erigido en su seno, tal como ocurre en todas las demás sociedades de clases.

Lanzados contra el Líbano como respuesta a la captura de unos soldados por Hizbolá, la desproporción inhumana de la violencia empleada, la indiferencia absoluta ante la muerte de inocentes civiles, el inaudito nivel de racismo, la declaración del primer ministro de que “no habrá piedad”, las niñas inscribiendo “mensajes” sobre cabezas de misiles, son manifestaciones capaces de pasmar y suscitar asombro, aun cuando seamos contemporáneos de George Bush (el señor Obama sólo se ha diferenciado hasta hoy por la sonrisa, que ya está empezando a desaparecer) y contemplemos el atroz renacer de hechos como los que simbolizaron las esvásticas.

La indignación con que los pueblos del mundo y los gobiernos decentes están reaccionando frente a la nueva escalada genocida del Estado israelí, indica una ascendente toma de conciencia en torno a uno de los problemas de nuestro tiempo que comprometen más la condición humana. La vesania asesina, impertérrita ante el clamor generalizado, prosigue día a día atacando a una población inerme o forzosamente mal armada. Pero la condena será crecientemente universal y la entente sionista-imperialista tendrá cada vez mayores dificultades, pese a la impotencia cobarde y en buena medida celestinesca de la ONU (frente al crimen actual, que añade a todos los demás atributos perversos el de la piratería, no sabe qué diablos ha pasado y adopta la disposición de “investigar”, batiendo cualquier récord de caradurismo) y la consiguiente inefectividad del derecho internacional ante los poderosos (Washington, que lo viola todo, tal vez confronta una situación de hecho cumplido, pero está dispuesto a no pasar de “lamentarla”, y seguirá cabroneando a su perro de presa).

Los descendientes del martirio de los campos de concentración y las cámaras de gas, transfigurados en su versión sionista como neonazis, se proponen, como he dicho, hacer totalmente suyo el territorio que la ONU, contra todo derecho pues no era su propiedad, les concedió en 1948 y el sionismo asumió como “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”: el colmo del racismo, los palestinos no son pueblo, no existen. Los gobiernos israelíes, alternativamente manejados por “extremistas” o “moderados” que cocinan sobre el mismo fogón, han conseguido llevar adelante su política, arrancando tajos territoriales –entre ellos el que contiene a Belén, población tenida como lugar natal de Jesús–; acosando a unos enemigos que nada les hicieron; ganando, mediante el control casi absoluto de los medios de difusión internos, a la gran mayoría de sus propios ciudadanos; contando con el apoyo material, político y comunicacional del imperialismo yanqui; aprovechando el complejo de culpa de los europeos por los pogromos históricos y la pasividad ante el genocidio hitleriano, lo cual infunde a éstos el temor de ser tildados de antisemitas (sin parar mientes en que los árabes también son semitas y muchos sionistas no lo son), y, basados en esos antecedentes, sintiéndose autorizados, en calidad de víctimas de siempre, para toda clase de crímenes y fechorías. Es lo que Norman G. Finkelstein, hijo de sobrevivientes de Auschwitz y Majdanek, profesor universitario en Chicago, caracteriza así en su obra La industria del Holocausto: “El Holocausto ha demostrado ser un arma ideológica indispensable. Su despliegue ha permitido que una de las potencias militares más temibles del mundo, con un espantoso historial en el campo de los derechos humanos, se haya convertido a sí misma en Estado ‘víctima’, y que el grupo étnico más poderoso de los EE.UU. también haya adquirido el estatus de víctima. Esta engañosa victimización produce considerables dividendos; en concreto, la inmunidad a la crítica, aun cuando esté más que justificada”.

La única salida a este drama desgarrador es la aceptación de la existencia y convivencia pacífica de ambos pueblos en un Estado binacional, solución de máxima profundidad histórica, o en dos Estados respetuosos del derecho internacional. Pero cada vez que hay algún acercamiento en esa dirección, el sionismo se las arregla para torpedearlo. No admite ninguna forma de autodeterminación palestina y por eso niega a Hamas el derecho a gobernar obtenido en elecciones. Lo provoca hasta conseguir de éste una respuesta desesperada. Entonces agrede con toda su capacidad de terrorismo estatal, pero lo hace en condición de víctima, pues el terrorista es el otro. Como dijo el escritor y filósofo Yeshayahu Leibowith, “Israel ha dejado de ser un Estado del pueblo judío y se ha convertido en un aparato de gobierno coercitivo de los judíos sobre otro pueblo (…) No es actualmente una democracia ni un Estado que respete la ley”. Y Yitzhak Laor, poeta y novelista: “Los niños palestinos viven en el miedo y la desesperación (…) La sociedad palestina está desintegrándose, y la opinión pública en Occidente culpa a las víctimas, siempre la manera más fácil de enfrentar el horror. Lo sé: mi padre era un judío alemán”.

He citado tres personalidades judías, lo que indica que en el fondo de ese pueblo hay una reserva moral en lucha por la racionalidad y la decencia. Muchos otros, incluyendo ex militares que han reaccionado con dignidad, están en esa brecha. Y ahora mismo es probable la presencia, como en ocasiones anteriores, de manifestantes protestando en las calles de Tel Aviv, ocultos bajo la hermética censura. Todos ellos claman por “una sociedad libre del militarismo, la opresión y la explotación de otros pueblos”. Junto a la irreductible combatividad de los palestinos, esas voces componen la materia prima de la esperanza y de la paz, cuyo camino único es el de la justicia, como según la escritura bíblica dejó dicho para todos los tiempos el presumiblemente nacido en Belén.



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19 MUERTOS Y 60 HERIDOS: LA IMPUNIDAD DE ISRAEL ES UNA AMENAZA PARA TODOS




Incluso para ojos que están dolidos de ser testigos del sufrimiento humano hay algo chocante, algo imposible, en el hecho de ver a soldados israelíes, armados y con máscaras antigas descolgándose con cuerdas sobre la cubierta de un barco de ayuda repleto de civiles —periodistas, parlamentarios, activistas de derechos humanos, madres, médicos— navegando hacia Gaza para romper el inhumano bloqueo que mantiene a un millón y medio de personas entre la vida y la muerte.


En el Mavi Marmara, que transportaba 10.000 toneladas de ayuda humanitaria, ondeaban una bandera blanca: un símbolo universal de no violencia. También ondeaba una bandera turca, en aguas internacionales, que le otorgaba un estatuto como extensión soberana de Turquía. A pesar de todo, Israel atacó. ¿Para qué lucha Israel? ¿Por su existencia o por la continuación de un régimen de castigo colectivo calculado para destruir a los palestinos? ¿O bien son ambas cosas lo mismo? 19 muertos y 60 heridos. ¿Quién dio la orden? ¿Reaccionará la OTAN ante el ataque a uno de sus miembros?

Un simple asesino público

No se puede reivindicar el derecho a existir por medio del asesinato. El mismo hecho de que Israel fuera aceptado en el sistema de las Naciones Unidas —en 1948— estuvo condicionado a que Israel reconociera derechos iguales a los árabes, en particular el derecho al retorno de los palestinos. Israel no sólo impidió el retorno de los refugiados sino que en 1967 tomó por la fuerza y ocupó el resto de la Palestina histórica. Desde el momento de su fundación hasta el día de hoy hemos sido testigos de un catálogo interminable de atrocidades israelíes. Debido a sus infinitas atrocidades Israel ha perdido el derecho a cualquier afirmación de legalidad —además es un Estado que se niega a firmar el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares o a plantearse abandonar sus armas nucleares-.


Gaza es tanto la prisión al aire libre más grande del mundo como el campo de concentración no declarado del siglo XXI. Todo el mundo lo sabe. Las Naciones Unidas lo saben. El presidente de Estado Unidos lo sabe. Decenas de miles de funcionarios de países de todo el mundo lo saben. El bloqueo es una forma de cerrar las salidas y de asesinato lento. Es una atrocidad que está al mismo nivel que el genocidio. En esto cada hombre y cada mujer tiene el mismo deber: la inacción es complicidad y una traición a la humanidad. Todos los derechos legales están con aquellas personas que tratan de acabar con esta situación por cualquier medio.
La Flotilla de la Libertad es uno de estos intentos: es un rechazo del sufrimiento humano. Su simbolismo es más poderoso que cualquier armada. En este sentido sigue siendo lo que era cuando emprendió este viaje: una señal de colapso del bloqueo. Donde los anteriores barcos solitarios trataban de llegar a Gaza, ahora van en grupos. Seguirán más. Cuando zarpen miles de barcos, ¿qué hará Israel?


Proceso a Israel

Israel perdió la batalla por [ganarse a] la opinión publica internacional hace mucho tiempo. Nadie puede olvidar el implacable bombardeo de una población civil prisionera durante la última guerra de Israel contra Gaza. ¿A quién puede esperar persuadir Israel ahora?
• Condenamos el ilegal, inmoral e inhumano bloqueo a Gaza y a todas aquellas personas que lo mantienen

• Condenamos a Israel

• Condenamos el brutal ataque de Israel contra activistas pacifistas en aguas internacionales.

Declaramos que 700 almas valientes, procedentes de 50 naciones, representan algo real que la propaganda israelí no puede borrar

• Lloramos a las 19 personas asesinadas y expresamos nuestra esperanza y solidaridad con las 60 personas heridas. Exigimos a Israel la liberación de todos los activistas detenidos

• Apelamos a todas las instituciones internacionales —incluyendo las Naciones Unidas, la Unión Europea y las agencias y organizaciones de derechos humanos— para que se manifiesten claramente acerca de esta ultima atrocidad israelí y que trabajen para acabar con la impunidad israelí

• Exigimos un tribunal internacional para juzgar todos los crímenes israelíes, presentes y pasados. Apelamos a la Asamblea General de las Naciones Unidas para que solicite a la Corte Internacional de Justicia una opinión consultiva sobre la legalidad de Israel dentro del sistema de las Naciones Unidas dada su sistemática y flagrante falta de respeto por el derecho internacional y la autoridad moral

• Apoyamos todos los esfuerzos por todos los medios para liberar al pueblo de Gaza de su prisión y de su sufrimiento, incluyendo las sanciones y la desinversión contra Israel, un boicot general y el boicot —por parte de las federaciones de trabajadores— de todos los barcos que se dirigen a Israel o vienen de ahí

• Apelamos a todas las personas de todas partes del mundo para que expresen su solidaridad con los muertos y heridos, y con los palestinos que están bajo la ocupación, en expresiones locales de indignación ahí donde se considere necesario.

Apelamos a todas las asociaciones, sindicatos, parlamentarios, profesionales y otras personas a que se adhieran a este llamamiento y a sus demandas. Rogamos que se distribuya y se actúe en consecuencia.



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¡ISRAEL SE HA VUELTO FASCISTA, DEBEMOS PARARLO YA!


¿Adonde se detendrá Israel? Solamente allí donde nosotros lo detengamos. Después de haber masacrado a las mujeres y los niños de Gaza, después de haber bombardeado escuelas y hospitales, después de haber disparado contra ambulancias y usado armas químicas, ahora masacra también a los humanistas europeos e internacionales.


Una vez más, la cobertura mediática está llena de mentiras. Esta mañana en la radio que estaba escuchando no se le daba la palabra a las víctimas sino tan solo al agresor que argumentaba sus excusas habituales.



1) La Flotilla de la Paz no habría obedecido los apercibimientos del ejército israelí. Pero ¿desde cuando deben obedecerse las órdenes ilegales de un Estado que bloquea ilegalmente territorios que no le pertenecen?



2) ¿No tendrían derecho las naves a acudir en ayuda de los habitantes de Gaza hambrientos y privados de medicamentos? Pero el bloqueo israelí ¡sí a violar absolutamente el derecho internacional!

3) Los soldados israelíes habrían sido agredidos. ¡Cómo no lo habíamos pensado, ciertamente! Los crímenes israelíes son siempre en legítima defensa.

Todas esas mentiras no hacen sino usar los “principios de la propaganda bélica” tal como manifesté en mi libro ¡Hablemos Israel! Estoy actualmente en Francia, esta tarde estaré en Montpellier para participar de un debate sobre este tema. Todas las noches en todas partes se plantea la misma lacerante pregunta: ¿Qué podemos hacer nosotros, simples ciudadanos para combatir la desinformación, abrirle los ojos a la gente y detener estas masacres?

La respuesta es simple, en primer lugar ganar la batalla de la información hablando lo más posible con quienes están a nuestro alrededor (escuelas, empresas, barrios, amigos…) y lo mejor posible es decir contando con conocimientos concretos que permitan refutar los mitos y las mentiras de los medios y con métodos inteligentes y eficaces que permitan combatir los prejuicios, eliminar los tabúes e instalar un verdadero y democrático debate ciudadano. Esto es possible, muchas de las personas que concurren a nuestros debates y a nuestros talleres nos dicen luego que han logrado desbloquear las discusiones y abrir los ojos…

Los crímenes cometidos por Israel, ¿nos prueban que es todo poderoso? Por el contrario Israel se siente cada vez más débil, hasta sus partidarios se dividen. Y si todavía mantiene los beneficios de la impunidad es a causa del apoyo de los EEUU y de Europa. A nosotros, por lo tanto, ciudadanos europeos nos toca presionar a nuestros cómplices dirigentes políticos.

Pregonemos en todas partes que Europa acaba de acoger en los hechos a su miembro número 28. Repitamos en todas partes que Sarkozy que se ha vanagloriado de haber ido a rescatar a todos los prisioneros franceses en el extranjero, ¡no ha movido ni el dedo meñique para defender a Salah Hamouri, un joven franco-palestino prisionero político de Israel! Pregonemos en todas partes que Europa ayuda a Israel a importar productos ilegales y que es legítimo boicotearlo contrariamente a lo que pretende Alliot Marie, Ministra del Interior que eso viola el derecho internacional! Repitamos en todas partes que rechazando el reconocimiento y la negociación con el Gobierno elegido por los palestinos, Europa ha colocado el semáforo en verde para que Israel bombardee Gaza. Difundamos en todas partes que son los fabricantes europeos quienes proveen de armas a Israel con la ayuda de Sarkozy, Merkel y Cía ¡De modo que cuando Israel bombardea y masacra son también Sarkozy, Merkel y Cía quienes bombardean y masacran!


Si explicamos todo eso de manera simple y concreta, ateniéndonos a los hechos, la gente comprenderá y presionará para terminar con esos crímenes. Es responsabilidad de todos. Yo les hablaré esta tarde en Montpellier y luego en Mlhouse, Belfort, Besançon y seguiré luego en Bruselas…

Hagan circular esta información. Interpelen a sus dirigentes políticos y a los medios. Pero sobre todo convoquen a sus vecinos a movilizarse desde ahora para denunciar estos crímenes, divulgar explicaciones sobre la verdadera historia del colonialismo israelí, por las escandalosas razones económicas por las que EEUU y Europa lo apoyan, para refutar los mitos y las mentiras de los medios que Israel difunde a través de los medios.

Con suficiente presión podremos imponer el respeto al derecho y poner fin a los crímenes.

1) Los países europeos deben rechazar al embajador israelí y suspender todos los acuerdos económicos, políticos y militares con Israel

2) Hay que boicotear todos los productos israelíes mientras no se respete el derecho.

3) Los medios deben ofrecer la palabra a las víctimas y plantear un debate público sobre las mentiras de los medios de propaganda israelíes.


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¡ISRAEL SE HA VUELTO FASCISTA, DEBEMOS PARARLO YA!


¿Adonde se detendrá Israel? Solamente allí donde nosotros lo detengamos. Después de haber masacrado a las mujeres y los niños de Gaza, después de haber bombardeado escuelas y hospitales, después de haber disparado contra ambulancias y usado armas químicas, ahora masacra también a los humanistas europeos e internacionales.


Una vez más, la cobertura mediática está llena de mentiras. Esta mañana en la radio que estaba escuchando no se le daba la palabra a las víctimas sino tan solo al agresor que argumentaba sus excusas habituales.



1) La Flotilla de la Paz no habría obedecido los apercibimientos del ejército israelí. Pero ¿desde cuando deben obedecerse las órdenes ilegales de un Estado que bloquea ilegalmente territorios que no le pertenecen?



2) ¿No tendrían derecho las naves a acudir en ayuda de los habitantes de Gaza hambrientos y privados de medicamentos? Pero el bloqueo israelí ¡sí a violar absolutamente el derecho internacional!

3) Los soldados israelíes habrían sido agredidos. ¡Cómo no lo habíamos pensado, ciertamente! Los crímenes israelíes son siempre en legítima defensa.

Todas esas mentiras no hacen sino usar los “principios de la propaganda bélica” tal como manifesté en mi libro ¡Hablemos Israel! Estoy actualmente en Francia, esta tarde estaré en Montpellier para participar de un debate sobre este tema. Todas las noches en todas partes se plantea la misma lacerante pregunta: ¿Qué podemos hacer nosotros, simples ciudadanos para combatir la desinformación, abrirle los ojos a la gente y detener estas masacres?

La respuesta es simple, en primer lugar ganar la batalla de la información hablando lo más posible con quienes están a nuestro alrededor (escuelas, empresas, barrios, amigos…) y lo mejor posible es decir contando con conocimientos concretos que permitan refutar los mitos y las mentiras de los medios y con métodos inteligentes y eficaces que permitan combatir los prejuicios, eliminar los tabúes e instalar un verdadero y democrático debate ciudadano. Esto es possible, muchas de las personas que concurren a nuestros debates y a nuestros talleres nos dicen luego que han logrado desbloquear las discusiones y abrir los ojos…

Los crímenes cometidos por Israel, ¿nos prueban que es todo poderoso? Por el contrario Israel se siente cada vez más débil, hasta sus partidarios se dividen. Y si todavía mantiene los beneficios de la impunidad es a causa del apoyo de los EEUU y de Europa. A nosotros, por lo tanto, ciudadanos europeos nos toca presionar a nuestros cómplices dirigentes políticos.

Pregonemos en todas partes que Europa acaba de acoger en los hechos a su miembro número 28. Repitamos en todas partes que Sarkozy que se ha vanagloriado de haber ido a rescatar a todos los prisioneros franceses en el extranjero, ¡no ha movido ni el dedo meñique para defender a Salah Hamouri, un joven franco-palestino prisionero político de Israel! Pregonemos en todas partes que Europa ayuda a Israel a importar productos ilegales y que es legítimo boicotearlo contrariamente a lo que pretende Alliot Marie, Ministra del Interior que eso viola el derecho internacional! Repitamos en todas partes que rechazando el reconocimiento y la negociación con el Gobierno elegido por los palestinos, Europa ha colocado el semáforo en verde para que Israel bombardee Gaza. Difundamos en todas partes que son los fabricantes europeos quienes proveen de armas a Israel con la ayuda de Sarkozy, Merkel y Cía ¡De modo que cuando Israel bombardea y masacra son también Sarkozy, Merkel y Cía quienes bombardean y masacran!


Si explicamos todo eso de manera simple y concreta, ateniéndonos a los hechos, la gente comprenderá y presionará para terminar con esos crímenes. Es responsabilidad de todos. Yo les hablaré esta tarde en Montpellier y luego en Mlhouse, Belfort, Besançon y seguiré luego en Bruselas…

Hagan circular esta información. Interpelen a sus dirigentes políticos y a los medios. Pero sobre todo convoquen a sus vecinos a movilizarse desde ahora para denunciar estos crímenes, divulgar explicaciones sobre la verdadera historia del colonialismo israelí, por las escandalosas razones económicas por las que EEUU y Europa lo apoyan, para refutar los mitos y las mentiras de los medios que Israel difunde a través de los medios.

Con suficiente presión podremos imponer el respeto al derecho y poner fin a los crímenes.

1) Los países europeos deben rechazar al embajador israelí y suspender todos los acuerdos económicos, políticos y militares con Israel

2) Hay que boicotear todos los productos israelíes mientras no se respete el derecho.

3) Los medios deben ofrecer la palabra a las víctimas y plantear un debate público sobre las mentiras de los medios de propaganda israelíes.


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