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viernes, 1 de abril de 2016

Situacion en venezuela hogares en crisis o crisis en los hogares


En la vida hay momentos en los que sentimos que una nube negra nos persigue, situaciones ajenas a nuestra voluntad suceden y nos afectan, y con ello afectan nuestra pareja. En Venezuela vivimos una situación muy particular que nos permite ejemplificar esto claramente.
Veamos el ejemplo más de cerca: Una mujer sale al trabajo, por la mañana con angustia de que la asalten para robarle el celular; pensando cómo podrá hacer para conseguirle la leche y pañales a su bebito, contando las toallas sanitarias que usa durante el periodo, tratando de no machar su ropa interior porque no hay detergente, aguantándose las ganas de ir al baño porque no hay agua… y cuando llega a casa difícilmente le habla bonito al esposo y comienza un toma y dame de discusiones en escalada, que pueden llevar a sentir a la pareja que están en crisis y es ahí donde cabe la pregunta: ¿Es una pareja en la crisis de un país o es una crisis en la pareja?
Cuando vemos lo exigida que está una persona en Venezuela, o en otro país quizá con una mudanza en puertas o con la pérdida de un familiar, o el nacimiento de un hijo, cualquier situación de estrés entre las manos se nos hace fácil entender que es muy difícil conservar la tolerancia, el aplomo, calma y dulzura que hace falta en una relación de pareja. Son parejas exigidas por la situación, en un contexto de crisis, no son necesariamente crisis en la pareja. Pero cuando estas situaciones de exigencia se prolongan en el tiempo o suceden una detrás de la otra, pueden llevar a las personas a sentirse en una vorágine, en una crisis irremediable y sin freno. Son temas muy importantes que quizá no logremos abordar enteramente en un artículo, pero sí logramos hacer una buena introducción.
Cuando nos detenemos un instante y releemos estas líneas varias veces, puede que caigamos en cuenta que, en realidad, esa es la vida. Una cosa detrás de la otra o todas juntas cual quintillizos en nuestra vida, y una vez más, si no es una cosa, es la otra.
Justo es que logremos diferenciar una pareja en la crisis de una crisis en la pareja y a partir de ahí, entendamos que no es fácil y que con ello nos tengamos y le tengamos consideración al otro, que recordemos siempre que somos un equipo y no contrincantes.
Es aquí cuando entendemos que debemos desarrollar una especie de burbuja de seguridad, frenar y comenzar a pensar en lo que deseamos. Debemos detenernos y ver la película de nuestra vida en cámara lenta, re-conectarnos con nuestros afectos y dejarle saber al otro que entendemos que lo que está viviendo es muy fuerte y que se comprende que no hable bonito; pero si lo que se quiere es una vida bonita, para que las crisis de la vida no se conviertan en una pareja en crisis, es importante que podamos comenzar a ver que hay tensión y de dónde proviene, poder abrir espacio para conversar del deseo que se tiene de que las cosas funcionen, poner cada uno de su parte, evitando que nuestros ser querido pague los platos rotos del país o la vida.
Al final, si se los rompemos una y otra vez en la cabeza, seremos nosotros los que nos quedaremos sin vajilla, sin espacio, y sin persona para compartir y hacer el amor, y con hacer el amor me refiero al construir ladrillo a ladrillo el hogar en nuestro corazón en compañía, rutina y exigencias que no son más que los desafíos que se transforman en logros del día a día.
Trabajen juntos por un proyecto familiar que incluya lo que cada uno más desea en la vida, pregúntense cuál es su sueño máximo de vida, ténganlo presente y trabajen más por llegar ahí, que por evitar lo que no desean.

Fuente: noticiasx7

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