En la vida hay momentos en los que sentimos que una nube negra nos
persigue, situaciones ajenas a nuestra voluntad suceden y nos afectan, y
con ello afectan nuestra pareja. En Venezuela vivimos una situación muy
particular que nos permite ejemplificar esto claramente.
Veamos el ejemplo más de cerca: Una mujer sale al trabajo, por la
mañana con angustia de que la asalten para robarle el celular; pensando
cómo podrá hacer para conseguirle la leche y pañales a su bebito,
contando las toallas sanitarias que usa durante el periodo, tratando de
no machar su ropa interior porque no hay detergente, aguantándose las
ganas de ir al baño porque no hay agua… y cuando llega a casa
difícilmente le habla bonito al esposo y comienza un toma y dame de
discusiones en escalada, que pueden llevar a sentir a la pareja que
están en crisis y es ahí donde cabe la pregunta: ¿Es una pareja en la
crisis de un país o es una crisis en la pareja?
Cuando vemos lo exigida que está una persona en Venezuela, o en otro
país quizá con una mudanza en puertas o con la pérdida de un familiar, o
el nacimiento de un hijo, cualquier situación de estrés entre las manos
se nos hace fácil entender que es muy difícil conservar la tolerancia,
el aplomo, calma y dulzura que hace falta en una relación de pareja.
Son parejas exigidas por la situación, en un contexto de crisis, no son
necesariamente crisis en la pareja. Pero cuando estas situaciones de
exigencia se prolongan en el tiempo o suceden una detrás de la otra,
pueden llevar a las personas a sentirse en una vorágine, en una crisis
irremediable y sin freno. Son temas muy importantes que quizá no
logremos abordar enteramente en un artículo, pero sí logramos hacer una
buena introducción.
Cuando nos detenemos un instante y releemos estas líneas varias
veces, puede que caigamos en cuenta que, en realidad, esa es la vida.
Una cosa detrás de la otra o todas juntas cual quintillizos en nuestra
vida, y una vez más, si no es una cosa, es la otra.
Justo es que logremos diferenciar una pareja en la crisis de una
crisis en la pareja y a partir de ahí, entendamos que no es fácil y que
con ello nos tengamos y le tengamos consideración al otro, que
recordemos siempre que somos un equipo y no contrincantes.
Es aquí cuando entendemos que debemos desarrollar una especie de
burbuja de seguridad, frenar y comenzar a pensar en lo que deseamos.
Debemos detenernos y ver la película de nuestra vida en cámara lenta,
re-conectarnos con nuestros afectos y dejarle saber al otro que
entendemos que lo que está viviendo es muy fuerte y que se comprende que
no hable bonito; pero si lo que se quiere es una vida bonita, para que
las crisis de la vida no se conviertan en una pareja en crisis, es
importante que podamos comenzar a ver que hay tensión y de dónde
proviene, poder abrir espacio para conversar del deseo que se tiene de
que las cosas funcionen, poner cada uno de su parte, evitando que
nuestros ser querido pague los platos rotos del país o la vida.
Al final, si se los rompemos una y otra vez en la cabeza, seremos
nosotros los que nos quedaremos sin vajilla, sin espacio, y sin persona
para compartir y hacer el amor, y con hacer el amor me refiero al
construir ladrillo a ladrillo el hogar en nuestro corazón en compañía,
rutina y exigencias que no son más que los desafíos que se transforman
en logros del día a día.
Trabajen juntos por un proyecto familiar que incluya lo que cada uno
más desea en la vida, pregúntense cuál es su sueño máximo de vida,
ténganlo presente y trabajen más por llegar ahí, que por evitar lo que
no desean.
Fuente: noticiasx7
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