Un grupo de comparsas de Río de Janeiro se ha rebelado contra los
millonarios negocios que giran en torno al carnaval y el creciente
control por parte de las autoridades que en los últimos años le han puesto reglas a la fiesta.
la Alcaldía busca promover el gigantismo dando
prioridad a los megablocos y prohibiendo las carrozas pequeñas para así
atraer a más consumidores
Este movimiento rebelde, autodenominado Desliga dos Blocos, persigue
que los “blocos”, como se conoce a las comparsas, tengan total libertad
de disfrutar del carnaval sin pedir permiso y sin tener que someterse a
las limitaciones de horarios que la Alcaldía fijó desde 2009.
“Quieren privatizar y vender a terceros el derecho de divertirnos“, dijo a Efe Thay Chaves, una integrante del Cordão do Boi Tolo, una de las 16 comparsas que integran el grupo disidente.
El objetivo de la Alcaldía con estas normas es hacer del carnaval de
calle “un producto turístico”, que no cause trastornos al tráfico de la
ciudad brasileña y que cuente con una buena infraestructura sanitaria y
de seguridad, según explicó a Efe el subsecretario de Turismo, Pedro
Guimarães.
La regularización de las comparsas también conllevó a la introducción de un patrocinador oficial, una marca de cerveza, que ahora es la única que pueden vender los ambulantes.
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