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Entre humos, oraciones chimbas y sustancias raras, Carlos José Díaz (40), quien fungía como brujo, violó a cuatro mujeres entre ellas, dos menores de edad, en un supuesto centro espiritual que creó en el sector El Arbolito de Carayaca.
Por alguna razón el hombre adquirió fama de ayudar a resolver conflictos sentimentales y amarres, y por eso las muchachas del pueblo acudían a su consulta con la intención de reconciliarse con sus parejas o asegurar aún más a quien tenían ya enamorado.
El brujo quiso aprovechar su momento de fama y presuntamente rociaba sobre las muchachas que ingenuamente acudían a sus consultas, químicos que originaban el adormecimiento en incluso el desmayo, aprovechándose sexualmente de ellas.
La comunidad enardecida al enterarse de las acciones de Díaz, tumbaron el altar, las imágenes y el rancho: luego cuando estaba medio muerto lo lanzaron por un barranco para que no regresara nunca jamás.
Efectivos de la Policía estadal lo encontraron golpeado y tambaleante, le brindaron los primeros auxilios, trasladándolo hasta un centro de salud.
Alirio Castellanos, jefe del Servicio de Investigación Penal informó que una comisión tomó el control para dar con los causantes de la golpiza y acudieron a la población, pero al comenzar las entrevistas, se enteraron de las acciones del brujo.
Luego las víctimas se apersonaron a la comisión y dieron detalles de los abusos por parte del supuesto brujo, lo que originó que se abriera una investigación y se determinó la culpabilidad inicial.
El hombre tras culminar su atención en el centro médico, fue detenido y puesto a la orden del Ministerio Público en La Guaira.
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