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viernes, 7 de mayo de 2010

Adelantan estudios para proteger al jaguar de la extinción


Si la población de tigres crece, significa que el ecosistema está en óptimas condiciones

La iniciativa es desarrollada por el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), la Universidad Nacional Experimental “Simón Rodríguez” y el Instituto de Investigaciones en Mamíferos de la Academia Polaca de Ciencias de Polonia, entre otros.



Altos de Pipe, 6 de mayo de 2010 (Vanessa Ortiz Piñango).-

Otorongo, jaguar, tigre, yaguar y yaguarete son los nombres comunes que recibe la Panthera onca, perteneciente a la clase de los mamíferos, al orden de los carnívoros y a la familia de los felinos. Este digno representante del reino animal fue incluido en el año 2008 en la categoría “casi amenazada” de la Lista Roja de Especies Amenazadas, elaborada por la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés) para evaluar el riesgo de extinción de la flora y fauna en el ámbito mundial.

Los jaguares son todavía una especie en abundancia. Sin embargo, fue catalogada como “casi amenazada” porque de continuar la deforestación de su ambiente natural, la caza furtiva de sus presas y la fragmentación de sus poblaciones, en un futuro próximo será más vulnerable a la persecución humana, y por lo tanto, tendrá mayores probabilidades de desaparecer en estado silvestre.

Aunque sus orígenes se remontan a tierras lejanas de Europa y Asia, su distribución geográfica actual se circunscribe al continente americano. De hecho, son los únicos especímenes vivos del género Panthera encontrados en este lado del mundo, según la IUCN.

Su presencia se extiende desde México hasta el norte de Argentina a lo largo de 8.75 millones de kilómetros cuadrados, abarcando países como Belice, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guayana Francesa, Guatemala, Guyana, Honduras, Nicaragua, Panamá, Perú, Paraguay, Surinam y Venezuela (los ejemplares de Uruguay y El Salvador se extinguieron). No obstante, su ubicación exacta es desconocida.

Ejemplares venezolanos

Los jaguares modernos no sólo sobrevivieron a la extinción de sus ancestros euroasiáticos, sino que supieron adaptarse oportunamente a las condiciones geográficas, climáticas, ambientales y nutricionales de su nuevo hogar, centro y sur América, debido a una serie de cambios en su estructura genética y a la abundancia de presas alternativas. En Venezuela, los jaguares habitan en territorios llaneros y selváticos, y su dieta incluye presas de pequeño y gran tamaño, como báquiros o cochinos de monte, venados, dantas, chigüires, armadillos, vacas, becerros y caimanes.

Para conocer la relación existente entre el patrón genético-espacial de los jaguares y factores ecológicos como diversidad de hábitats, comunidad de presas y variación climática en Venezuela y el norte de Brasil, se consolidó un equipo de trabajo conformado por el Instituto de Investigaciones en Mamíferos de la Academia Polaca de Ciencias de Polonia (MRI PAS), el Instituto Nacional de Pesquisas de Amazonía de Brasil, el Instituto Nacional para la Fauna Selvática de Italia, el Instituto de Estudios Científicos y Tecnológicos de la Universidad Nacional Experimental “Simón Rodríguez” de Venezuela (Unesr), y el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) como coordinador general del proyecto, a cargo de su director, Ángel Viloria.

“Si en un lugar el tigre come más báquiros y en otro come más vacas, pudiéramos esperar que la genética sea distinta. También vamos a buscar los genes específicos que tienen que ver con el comportamiento y la habilidad para cazar, porque la capacidad para cazar tiene un basamento genético” explicó Hugo Cerda, investigador visitante del IVIC y profesor-investigador de la Unesr.

Si la densidad de tigres se mantiene o aumenta, significa que el ecosistema está fuera de peligro. Esto se debe a que los jaguares son considerados los “paraguas de las especies” por encontrarse en la cima de la cadena trófica; es decir, son superpredadores o consumidores terciarios que incluso se alimentan de otros predadores como ellos. “Estudiando y protegiendo a los jaguares protegeremos a toda la naturaleza, que en Venezuela es especialmente bella y rica, probablemente es uno de los tesoros más importantes del planeta” informó Wlodzimierz Jedrzejewski, director del MRI PAS.

El único enemigo del jaguar es el hombre; paradójicamente, es también su medio de salvación. “Creo que podemos reconsiderar la necesidad de preservar la naturaleza y la necesidad del desarrollo económico. El próximo paso es preparar un plan de conservación de los jaguares y sus presas” detalló Jedrzejewski, del MRI PAS.

Cuando se conozca la cantidad y localización de los jaguares y sus presas, se construirá una red de corredores o caminos ecológicos que posibiliten el libre tránsito de los animales de un sitio a otro, el cual se ha visto afectado por la fragmentación de sus hábitats como consecuencia de la actividad humana. El desplazamiento es indispensable para la supervivencia y evolución de las especies porque permite el flujo de genes a través de la reproducción. “Es nuestra fauna y nuestra responsabilidad protegerla” comentó Cerda, del IVIC-Unesr.

Entre los métodos de campo utilizados por los investigadores para recolectar información sobre los jaguares y sus presas se encuentran: fotografías y grabaciones con cámaras automáticas dotadas de sensores de luz infrarroja; registro de marcas (huellas y excrementos) en arena y fango; observaciones directas de cazadores, guardaparques, pobladores locales y veterinarios; trampeo de pelos y garras; muestras de tejidos de cadáveres encontrados ocasionalmente, así como cráneos, huesos y pieles. Todo el material será analizado en el laboratorio a través de técnicas de aislamiento y secuenciación de ADN mitocondrial, útil para identificar grupos de individuos junto con evidencias de otro tipo y, por lo tanto, ideal para establecer comparaciones.

Hasta la fecha, los especialistas han efectuado expediciones a la Sierra de Imataca (entre Bolívar y Delta Amacuro), el Hato Piñero (Cojedes) y a la región de Yutajé (Amazonas).

El proyecto incluye dos componentes sociales. El componente divulgativo contempla la filmación de documentales y la edición de libros acerca de los jaguares y los métodos de campo para el estudio de la ecología y genética poblacional de los carnívoros neotropicales. Mientras que el componente educativo incorpora la formación de doctores en los países participantes, la enseñanza en educación básica y media a través de talleres, charlas informales, videoforos y exposiciones fotográficas en las áreas visitadas por los expertos, y la capacitación de científicos populares mediante el adiestramiento de las mismas comunidades rurales e indígenas.

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