Si en algún momento te pasa – como a muchos – que se te cae el celular en el agua, aquí te dejamos una guía práctica que debes recordar cuando veas, casi en cámara lenta, como tu preciado aparato de comunicación se va deslizando de la superficie seca donde lo tenías resguardado, queda suspendido por momentos en el aire, hace contacto con el agua y poco a poco va siendo tragado por esa masa líquida dañina y destructiva de los elementos electrónicos que componen tu teléfono.
1. Guarda la calma y ten paciencia
Antes que nada, este paso es primordial. El primer error que cometen todos ante cualquier emergencia es alborotarse y buscar la primera salida que encuentren. Esto es un total error. Dejar el celular en el sol, sacudirlo para que se salga el agua o usar una pistola de aire caliente pueden parecer una solución práctica, pero en realidad son contraproducentes. Respira profundo, toma tu dispositivo y considera los siguientes puntos.
2. Retira el teléfono del agua
Aunque suene muy obvio, es importante señalarlo. Existe una leyenda urbana que sugiere mantenerlo dentro del agua hasta que se lleve con un técnico especialista. ¡Grave error! Mientras menos agua, mejor; esa es la máxima que salvará tu smartphone. Saca el aparato del agua lo antes posible para que el líquido no tenga tiempo de llegar al interior, por lo menos la menor cantidad posible.
2. Apaga el teléfono, quítale la baterías, la tarjeta de memoria y el chip de tu operadora celular.
En varios casos el teléfono se apagará automáticamente (esto causa que el punto número 1 sea ignorado, así que les recordamos que no pierdan la calma). Si el móvil sigue encendido, además de que son buenas noticias, apágalo de inmediato. Extrae tanto la batería, como la tarjeta SIM y la de memoria. Si están húmedas, sécalas con una tela.
Tip: Al descubir la parte posterior del teléfono para remover estas piezas, encontrarás un pequeño círculo o cuadrado blanco (a veces con rayas rojas). Éste es un indicador de daños por humedad. Si su color es rosa o rojo en su totalidad, entonces tu teléfono está muy dañado y no habrá mucho qué hacer. En caso de que tu teléfono no tenga batería removible, déjala en su lugar.
3. Sécalo
Una tela funcionará a la perfección. Lo importante es quitar la mayor cantidad posible de agua de su superficie. Procura no agitarlo para impedir que el agua se escurra dentro de él. Si tienes a la mano una aspiradora pequeña, úsala para complementar el secado. Una ligera limpieza con alcohol también ayudará en algunos casos. Evita a toda costa usar papel, pistola de aire o secador de pelo, los orificios del aparato se pueden tapar y sus piezas probablemente se dañen.
4. ¡Arroz!
Sí, leyeron bien: arroz. Este alimento funciona de maravilla para absorber la humedad, por eso se utiliza frecuentemente dentro de los saleros, por ejemplo. Introduce el teléfono en un recipiente con arroz el mayor tiempo posible, procurando moverlo en distintas posiciones de vez en cuando. Con unas 24 horas bastará, pero recomendamos dejarlo el mayor tiempo posible. Obvio, el arroz debe estar crudo. Recuerden el punto 1.
5. Enciéndelo
La prueba de fuego. Si tu celular prendió, quiere decir que el problema está resuelto. En caso contrario, lo recomendable es quitarle la mayor cantidad de cubiertas que se pueda: carátula, tapa de batería, teclado, etc. Dejar las piezas sobre una toalla durante unas horas para reducir aún más la humedad.
Seguir estos pasos pueden salvar tu teléfono. Empresas como Nokia promueven la técnica del arroz debido a que resulta muy efectiva. Si llegara el caso de que tu celular no prendiera aún habiendo pasado por estos pasos, entonces sería buena idea pensar en tu nuevo teléfono.
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