El
ser humano puede vivir, potencialmente, 120 años, aunque la inmensa
mayoría no llega a esa edad por la ausencia de cuidado de su salud. Esta
es la teoría que durante los pasados 13 años ha revisado el Centro
Internacional de Restauración Neurológica (CIREN) de Cuba para poder
afirmar, ahora, que las personas pueden cambiar el curso de su vida y
llevarla con calidad y en las mejores condiciones el máximo tiempo
posible.
No
es la inmortalidad, ni el rejuvenecimiento, explica Emilio Villa
Acosta, presidente del Ciren, sino identificar y detener las causas del
envejecimiento y muertes prematuras.
La
modernidad trajo a los individuos muchos beneficios y comodidades, pero
también elementos negativos: comida con bajo contenido nutrimental,
sedentarismo y un estilo de vida que se distingue por las prisas,
presiones económicas y deterioro de relaciones interpersonales. A esto
se agregan adicciones al alcohol, tabaco y drogas ilegales, así como la
exposición a la contaminación y el tránsito vehicular.
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