Desmayarse no es divertido. Para los que
han perdido la conciencia súbita y brevemente, se trata de una situación
desconcertante que por lo general hace que se sometan a un examen
médico completo. Desafortunadamente, para los médicos con frecuencia
resulta difícil determinar exactamente qué provocó un primer episodio de
desmayo.
Un nuevo estudio danés de gran tamaño
provee un panorama nacional de cómo les va con los años a las personas
que se han desmayado una vez. Los investigadores hallaron que esas
personas tenían un 74 por ciento más de probabilidades de ser finalmente
hospitalizadas por ataque cardiaco o accidente cerebrovascular, y cinco
veces más probabilidades de necesitar un marcapasos o un desfibrilador
cardioversor implantable en algún momento en el futuro.
El estudio sugiere que incluso las personas en bajo riesgo que se desmayan deben ser cuidadosamente evaluadas.
“Los pacientes, los familiares y los
profesionales clínicos deben ser conscientes de que el síncope [desmayo]
de una persona aparentemente sana se asocia con un riesgo más alto de
muerte, y que el síncope podría ser un primer síntoma de enfermedad
cardiovascular”, señaló el Dr. Martin Ruwald, autor principal del
estudio, y actualmente investigador postdoctoral del Centro Médico de la
Universidad de Rochester en Rochester, Nueva York.
El estudio aparece en la edición del 12 de diciembre de la revista Journal of the American College of Cardiology.
Los investigadores utilizaron las amplias
bases de datos nacionales del sistema de atención de salud danés, lo
que les permitió incluir a todos los pacientes de Dinamarca que habían
sido admitidos por primera vez al departamento de emergencias o en un
hospital debido a un desmayo entre 2001 y 2009.
Entonces, los autores solo incluyeron al
40 por ciento de los pacientes que parecían no presentar ninguna
afección de salud preexistente, según sus expedientes médicos y la base
de datos farmacéutica que mostraba el uso de medicamentos para la
hipertensión o la diabetes.
Los investigadores controlaron a
aproximadamente 37,000 de estas personas durante 4.5 años, comparando
sus resultados con los de más de 185,000 personas similares que no se
habían desmayado. Los datos incluían a hombres y a mujeres, y a personas
de todos los estatus socioeconómicos, edad, etnia, con o sin algún
seguro o programa de salud, e independientemente de que estuvieran
empleados o no.
Los investigadores deseaban saber si las
personas del grupo que se habían desmayado eran más propensas a morir de
forma prematura, a tener episodios recurrentes de desmayo, a
desarrollar problemas cardiovasculares, o a tener un dispositivo
cardiaco, como un marcapasos o un desfibrilador cardioversor
implantable.
Los desmayos se relacionan con una
reducción súbita en la presión arterial que lleva a un menor flujo
sanguíneo en el cerebro. El síncope vasovagal (el tipo más común)
generalmente tiene un desencadenante obvio como el estrés emocional, el
dolor, ver sangre o estar de pie durante mucho tiempo, según el
Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidente
Cerebrovascular de EE. UU.
El estudio sugiere que los desmayos en
las personas aparentemente sanas podrían ser un primer síntoma de una
enfermedad cardiovascular subyacente más grave, hallaron los
investigadores.
Sin embargo, Ruwald anotó que en algunas
personas, los desmayos podrían no ser una señal de un problema de salud
significativo. “Las mujeres, en particular, pueden experimentar
[desmayos] en los grupos de menos edad debido al síncope vasovagal o
reflejo, y es un evento bastante frecuente”, explicó.
Pero en otras ocasiones, las reacciones
vasovagales no son la causa del desmayo. Muchas mujeres en la veintena
tienen presión arterial baja, y los desmayos son muy comunes entre
ellas, anotó Ruwald.
Sin embargo, Ruwald apuntó que los datos
sugieren que una mujer sana de 26 años que se desmaya tiene más del
doble de probabilidades de morir en un plazo de un año y más allá que
una mujer de la misma edad que no se ha desmayado.
La Dra. Suzanne Steinbaum, cardióloga
preventiva del Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York, explicó
que aunque los desmayos son comunes, identificar quién está en peligro y
quién no es difícil. “A algunas personas les va bien, a algunas
personas no les va bien, y algunas personas mueren”, señaló. “Este
estudio sugiere que aunque un desmayo podría no significar nada si uno
tiene 44 o más años de edad, podría ser una señal de enfermedad
cardiovascular. Si se desmaya, consulte al médico”.
Los expertos identificaron algunas
limitaciones en el estudio. Steinbaum señaló que el diseño del estudio
no reveló qué tipo de exámenes recibieron los pacientes tras desmayarse,
ni qué factores podrían haberse identificado o no.
El Dr. Robert Sheldon, profesor de
ciencias cardiacas del Instituto Cardiovascular Libin en Alberta, y en
la Universidad de Calgary en Canadá, escribió en un editorial
acompañante que el estudio resalta algunas de las desventajas de
utilizar datos administrativos en lugar de información extraída de la
evaluación directa del paciente.
Sheldon anotó que los autores del estudio
no sabían nada sobre el diagnóstico de los pacientes del estudio, su
causa de muerte o cómo los que estaban sanos y se desmayaron se
comparaban directamente con otros que se habían desmayado pero que
tenían una enfermedad o problema de salud conocidos.
Aunque el estudio halló una asociación
entre los desmayos en las personas por lo demás sanas y las
complicaciones cardiacas en el futuro, no estableció causalidad.
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