Jemma Doran, una joven británica, siempre había soñado con bajar de
peso. De hecho, durante unos meses se dedicó por completo a cumplir su
deseo. Se apuntó al gimnasio y decidió iniciar una estricta dieta. Su
fuerza de voluntad se veía recompensada al subirse semanalmente a la
báscula. Ella se veía bien y pensaba que estaba logrando su objetivo.
Sin embargo, detrás de esa brusca pérdida de pesos se ocultaba una
terrible enfermedad.
Jemma padece cáncer de amígdalas en una fase muy avanzada, ya que en
ningún caso se planteó que bajar tan fácilmente de peso se debería a una
dolencia, sino más bien a su estricta dieta y trabajo físico. La joven
acudió al médico porque tenía un fuerte dolor de garganta. Ahí fue
cuando su facultativo le diagnostico la enfermedad y le fue muy sincero:
“Ya no podemos hacer nada por ti”.
El tumor ya ha alcanzado el pulmón y ningún tratamiento puede curar a
Jemma. Por eso ahora la esta británica pide al resto de jóvenes que
buscan adelgazar con rapidez, que extremen las precauciones. Ella está
convencida de que si no se hubiese sometido a una dieta tan estricta, se
habría alertado cuando la enfermedad aún no presentaba una fase tan
delicada.
Para no dar lugar a engaño, Jemma Doran apunta que con ello “no
quiero decir que por comenzar una dieta vayas a caer enfermo o morir”,
pero en su caso sí cree que “se podría haber diagnosticado antes”.
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