"Estamos ahora a un paso pre-clínico de
la última etapa”. Así de auspicioso fue el profesor de Harvard, Doug
Melton, acerca de la investigación que por 23 años ha hecho y que al fin
parece tener un resultado que alegraría a millones de personas en el
mundo y a sus familiares: la cura para la diabetes tipo 1.
Así lo pregonan en distintos medios de
comunicación, desde el Telegraph hasta el sitio del Massachusetts
Institute of Technology (MIT), desde donde un equipo trabajó junto a
Melton para este descubrimiento, considerado por varios tan importante
como la aparición de los antibióticos.
La investigación de Harvard y el MIT
-publicada ayer en "Nature"- logró el éxito esperado cuando implantaron
células productoras de insulina en ratones, hecho que permitió restaurar
la función de la insulina, en respuesta a la glucosa en la sangre, por
un largo período (174 días). En otras palabras, se logró realizar,
mediante la implantación de esas células, que eventualmente las personas
que sufren de diabetes tipo 1 no tengan que inyectarse diariamente
insulina. Y de hecho, se espera que de salir todo bien con este
experimento, el tiempo entre una inyección y otra, sea de meses o hasta
años.
La diabetes tipo 1 fue la enfermedad que
le diagnosticaron al hijo del doctor Doug. Desde entonces, el
científico se enfocó en encontrar una cura, tal como se lo había
prometido al niño. “Fue gratificante saber que pudimos lograr algo que
siempre supimos que era posible”, dijo.
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