La Embajada de EE.UU. en Irak dio a conocer el pasado domingo un comunicado en
el que advierte al Gobierno Iraquí del potencial riesgo de que la presa
hidroeléctrica situada en la ciudad de Mosul se derrumbe. La
constucción se enfrenta a un riesgo sin precedentes de sufrir una
"catastrófica falla" que puede liberar violentamente un enorme caudal de
agua. A la manera de un 'tsunami', el volumen acumulado puede arrasar
ciudades, 'tumbar' toda la red eléctrica y acabar con la vida de cientos
de miles de personas en cuestión de horas, subraya el informe.
La presa, que fue construida en 1984, ha venido deteriorándose
durante décadas de guerra e inestabilidad, siendo la principal causa de
su fragilidad el ataque a sus instalaciones perpetrado en 2014 por el Estado Islámico
(EI), que controla desde entonces la región. Por tanto, el Gobierno de
Bagdad ha tenido dificultades para convencer a las empresas extranjeras
de que asuman un contrato de mantenimiento de la presa.
Aunque aún se desconoce cuando podría venirse abajo, frente a tal situación el Gobierno de EE.UU y la ONU, con el apoyo del primer ministro iraquí Haider Al Abadi, buscan implementar con prontitud un plan de emergencia que
permita la evacuación oportuna del cerca de millón y medio de personas
en los territorios con mayor riesgo. El desplazamiento de la población
de ciudades como Tikrit y Samarra, ubicada a orillas del rio Tigris,
sistemas de alarma y asistencia técnica a la ciudadanía, son algunas de
las estrategias frente a este "riesgo grave y sin precedentes", señala
el informe.
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