Tanto el gobierno regional como el gobierno nacional han venido implementando políticas públicas para abastecer de los productos de primera necesidad al Táchira en el marco de una conflictividad declarada por factores de oposición.
Sin embargo, para nadie es un secreto los constantes atentados contra casas de alimentación,
centros de atención médica, sedes gubernamentales vinculadas a áreas
como el turismo, entre otras que buscan generar un estado de conmoción
social, en el cual entramos hoy ya en la tercer semana.
Factores adversos al gobierno nacional y regional han basamentado su discurso sobre la base de la mala gestión, de la escasez y el mal manejo – a su criterio- de las políticas monetarias por parte de las autoridades financieras del país.
Entre sus planteamientos, entre marchas, guarimbas, destrozos de
ornato público, plazas, parques, calles y avenidas, dejan traslucir
argumentos tales como la necesidad de hacer colas para adquirir
productos de la canasta básica o cargar combustible a sus vehículos.
Hoy, luego que comenzaran las barricadas
y las amenazas constantes hacia los vehículos identificados con las
instituciones del gobierno, las colas se han multiplicado, las
dificultades para el acceso a bienes y servicios
se ha vuelto un tema de supervivencia y la mayoría de los grandes y
medianos supermercados trabajan solamente hasta las primeras horas de la
tarde.
El agravante de la falta de transporte – ya que han sido amenazadas
de ser quemados de salir a cumplir su labor social – hace que el
tránsito esté marcado por autos particulares, taxis, motos y mucha gente desplazándose a pie, máxime en la parte alta
de la ciudad, donde las barricadas se multiplican día a día, impidiendo
el tránsito vehicular y dificultando sobre manera hasta el peatonal,
prácticamente se ha vuelto una carrera de obstáculos el transitar hacia
la parte alta de la ciudad.
En las últimas semanas decenas de gandolas con combustible han arribado al Táchira, una vez que se garantizara el acceso a la ciudad
por parte de efectivos del ejército, dispuestos tras la activación del
Comando Especial Estratégico para solventar la difícil situación que
factores violentos adversos al gobierno nacional y regional han
provocado en la entidad. No obstante lo cual se ve opacado por toma
violenta de calles y avenida, en las adyacencias de distintas bombas,
que impiden su normal funcionamiento y por ende no pueden prestar un
normal servicio a la población. Para muestra dos botones, tales son los
casos de la bomba ubicada en la Av. Carabobo frente a la Farmacia
La Romera y la ubicada en Av. España frente a la panadería Gran
Avenida. Esta última además de las consabidas trancas se ve enfrentada
reiteradamente a quemas irresponsables a pocos metros de los reservorios
de combustible, transformándose en una bomba de tiempo que pone en
peligro tanto a manifestantes como a la población y comercios del
sector.
Fuente: Corresponsales del Pueblo
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