De todos los organismos nacionales, instituciones e
individualidades con alguna responsabilidad de lo ocurrido con el
chavismo el 6-D, entre los cuales mencionaremos al Presidente, el
Ejecutivo nacional y el Polo Patriótico, el Psuv es altamente
responsable por ser el partido de la revolución, que se supone
imbricado en todo el tejido social, con su estructura establecida en el
territorio nacional, y con líneas y orientaciones políticas que deben
llegar regularmente a toda su militancia, que a su vez deben ser sus
ojos y oídos en el país.
Pero parece que no es así. Lo demuestran las críticas que al efecto se han formulado en la tele y otros medios, y los conceptos emitidos por Pavel Rondón en su artículo “Repolitizar al Psuv”, de donde extraemos: “...el Psuv ha adoptado un esquema centralizado, la organización es casi militar, batallones, unidades de combate, que no tienen secretarios o coordinadores sino ‘jefes’, los cuales ordenan. Esto limita la democracia interna y participativa, la militancia no entra en la diaria formulación de las políticas y programas del partido”.
En una ocasión me referí a dos casos en los que se hizo evidente la ausencia del partido; uno de ellos ocurrió cuando había una aguda crisis en la misión Barrio Adentro, y fue por un informe de un organismo chavista pero no partidista que llegó al conocimiento del presidente Chávez, quien solicitó una investigación que comprobó el contenido del informe, y se tomaron, aquí y en La Habana, drásticas medidas. ¿Donde estaba el Psuv?
Es un partido que no opina de ningún problema, nacional o internacional, por grave que parezca, hasta que no se conozca la opinión del gabinete o del Presidente, que lo es de la República y del partido, y por supuesto, sus opiniones estarán en absoluta armonía con las ya emitidas. El Psuv no está jugando el rol que le corresponde como partido revolucionario; es, se sabe bien, una aceitada estructura orgánica de gran utilidad durante los procesos electorales -como también lo fue AD-, es una maquinaria electoral, insuficiente para contribuir a la consolidación y fortalecimiento de una revolución como esta, asediada desde el exterior -no solo desde Washington-, con poderosos enemigos internos, que lleva sobre sus hombros una gran responsabilidad en Latinoamérica y el Caribe. No obstante ello, acaba de sufrir un descomunal descalabro, y todavía no se conoce la opinión del partido sobre lo sucedido, causas y perspectivas.
Ninguno de los organismos e instituciones con responsabilidades en la conducción del país y de este proceso está más obligado que el Psuv, con su Dirección Nacional a la cabeza, a hacerse la “revisión a fondo” que prometió el presidente Maduro, ni la crítica y autocrítica de las que todos hablan, y a emprender seriamente la ruta de las tres R propuesta hace tiempo por Chávez.
¿Estará frente a la necesidad del “golpe de timón” planteado por Chávez en gabinete el 20 de octubre de 2012?
Pero parece que no es así. Lo demuestran las críticas que al efecto se han formulado en la tele y otros medios, y los conceptos emitidos por Pavel Rondón en su artículo “Repolitizar al Psuv”, de donde extraemos: “...el Psuv ha adoptado un esquema centralizado, la organización es casi militar, batallones, unidades de combate, que no tienen secretarios o coordinadores sino ‘jefes’, los cuales ordenan. Esto limita la democracia interna y participativa, la militancia no entra en la diaria formulación de las políticas y programas del partido”.
En una ocasión me referí a dos casos en los que se hizo evidente la ausencia del partido; uno de ellos ocurrió cuando había una aguda crisis en la misión Barrio Adentro, y fue por un informe de un organismo chavista pero no partidista que llegó al conocimiento del presidente Chávez, quien solicitó una investigación que comprobó el contenido del informe, y se tomaron, aquí y en La Habana, drásticas medidas. ¿Donde estaba el Psuv?
Es un partido que no opina de ningún problema, nacional o internacional, por grave que parezca, hasta que no se conozca la opinión del gabinete o del Presidente, que lo es de la República y del partido, y por supuesto, sus opiniones estarán en absoluta armonía con las ya emitidas. El Psuv no está jugando el rol que le corresponde como partido revolucionario; es, se sabe bien, una aceitada estructura orgánica de gran utilidad durante los procesos electorales -como también lo fue AD-, es una maquinaria electoral, insuficiente para contribuir a la consolidación y fortalecimiento de una revolución como esta, asediada desde el exterior -no solo desde Washington-, con poderosos enemigos internos, que lleva sobre sus hombros una gran responsabilidad en Latinoamérica y el Caribe. No obstante ello, acaba de sufrir un descomunal descalabro, y todavía no se conoce la opinión del partido sobre lo sucedido, causas y perspectivas.
Ninguno de los organismos e instituciones con responsabilidades en la conducción del país y de este proceso está más obligado que el Psuv, con su Dirección Nacional a la cabeza, a hacerse la “revisión a fondo” que prometió el presidente Maduro, ni la crítica y autocrítica de las que todos hablan, y a emprender seriamente la ruta de las tres R propuesta hace tiempo por Chávez.
¿Estará frente a la necesidad del “golpe de timón” planteado por Chávez en gabinete el 20 de octubre de 2012?
Fuente: Aporrea
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