El auge tecnológico de los últimos años nos ha ayudado entre otras cosas a facilitarnos la vida y a escapar de la rutina, hasta convertirse en prótesis de nuestra memoria. Aunque no remplacen al cerebro, los teléfonos y tablets alteran las funciones cerebrales.
Los avances de la tecnología nos sorprenden a diario. Pero, ¿de qué modo afectan a las funciones cerebrales? Los defensores de las nuevas herramientas sostienen que éstas liberan a nuestra mente de datos innecesarios, en tanto que los
detractores se alarman al notar que los menores de 30 años recuerdan
menos fechas y números que las personas que sobrepasan los 50. Entre los científicos, entretanto, hay bastante consenso en indicar que la forma en que el cerebro procesa la información ya no es la misma que en el pasado.
La clave es relacionar
“El cerebro es un órgano social, con lo cual la clave del desarrollo humano se basa en la relación
interpersonal que la persona logra con los demás y la tecnología puede
construir un puente hacia eso”, afirman los expertos en todo el mundo
que estudian el funcionamiento del mencionado órgano.
“El cerebro ama el acceso fácil a la información útil y el smartphone se la ofrece”
Gastón Morales, experto en neurociencias señala que “Vivir en estado de alerta permanente multiplica las equivocaciones por dos y las tardanzas por tres”. Profesional con más de 15 años de experiencia como gerente de Marketing e Inteligencia Comercial en compañías multinacionales.
Estima que el celular es culpable de las
distracciones . Pero el cerebro, aunque sufre su influencia, parece no
importarle por una simple razón: los dispositivos como smartphones y
tabletas le ofrecen lo que más quiere: información fácil y rápida.
Señala que el uso de los dispositivos móviles no es cuestión de edad.
El tema está en que el pequeño no abuse de este recurso. Los chicos
pueden utilizar los equipos siempre y cuando sigan teniendo tiempo para
el ocio creativo. Hoy hay niños de 2 años que juegan con el
celular y eso no está mal siempre y cuando tenga espacios para jugar con
juguetes tradicionales y también para no hacer nada.
Para optimizar el uso del cerebro el experto recomienda que busquen algún momento del día o del fin de semana para desconectarse.
Es importante tener “momentos puros de no distracción”, porque el hecho
de vivir en estado de alerta permanente multiplica las equivocaciones
por dos y las tardanzas por tres.
Una investigación de la Universidad de Waterloo muestra que los smartphones están haciendo perezoso a nuestro cerebro.
Las personas ahora son más propensas a confiar en los buscadores que en
su propia intuición. Los pensadores lógicos utilizan sus teléfonos para
buscar respuestas con menos frecuencia que los pensadores intuitivos.
Enemigos del buen dormir
Si la ansiedad y el estrés ya venían dejando su impronta negativa sobre la calidad del sueño de las personas,
el hecho de estar todo el día con los dispositivos móviles en la mano
suman nuevos componentes a este complejo cuadro. Ahora, lograr un
descanso reparador es poco menos que una utopía. El incremento del
“tecnoestrés”, derivado del uso abusivo de los dispositivos
tecnológicos, hace que cada vez más personas encuentren dificultades
para conciliar el sueño cada noche.
Los adolescentes de 13 a 18 años
conformaron el grupo con más inconvenientes de sueño, ya que el 22% se
describió como “somnoliento”. Estos deberían dormir nueve horas cada noche, pero lo cierto es que suelen dormir 7 horas y media en promedio.
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