Esta semana, la conocida Revista médica Medscape incluyó al gran doctor e investigador venezolano Jacinto Convit, en la lista de los 50 medicos más influyentes de historia. Orgullo cien por ciento venezolano, sin duda alguna.
Quien fue nominado varias veces al premio Nobel de Medicina por haber ideado una vacuna contra la lepra, también fue el flamante creador del bisturí de diamante, que lo convirtió en un doctor influyente.
Convit fue galardonado con el premio Príncipe de Asturias, y la más importante de las distinciones francesas, Caballero de la Legión de Honor.
A pesar de su avanzada edad, todavía trabajaba en una vacuna contra
el cáncer basada en terapias inmunológicas, que se mantiene en fase
experimental.
Venezolano puro
Convit nació en 1913 en la popular parroquia de La Pastora, en
Caracas, mientras corría una de las dictaduras militares más represivas
del país, al mando del general Juan Vicente Gómez.
Convit se dedicó al estudio de la lepra desde sus
días de estudiante de medicina en la Universidad Central de Venezuela,
la principal del país, donde años después fue profesor.
Empezó su carrera como director de una leprosería a las afueras de
Caracas, desde donde criticó el tratamiento de los pacientes a quienes
se les aislaba de la sociedad, separaba de sus familias y, en muchos
casos, recluían contra su voluntad.
Convit llegó a ser director de la división gubernamental que atendía
la investigación y atención de la lepra, fundó junto con otros colegas
la Sociedad venezolana de Dermatología y creó el Instituto Nacional de
Biomedicina, que dirigió hasta su muerte.
La invención de la vacuna
En 1987 diseñó el modelo de vacunación para combatir la enfermedad
contra la que luchó toda su vida, combinando la vacuna contra la
tuberculosis y el bacilo Mycobacterium leprae, que Convit inoculó del
armadillo, el único animal capaz de infectarse con la bacteria que
provoca la lepra.
La figura del “cachicamo”, como se conoce al armadillo en Venezuela,
se convirtió en referencia del médico, que coleccionó decenas de
figurillas del animal que aparece, también, en el reverso del billete de
cinco bolívares.
Convit logró cambiar la orientación del tratamiento de la lepra en
Venezuela, al evitar el aislamiento de los pacientes con la enfermedad,
introducir el tratamiento ambulatorio y cerrar las leproserías.
Esos cambios se difundieron rápidamente entre los servicios médicos de los demás países de Latinoamérica.
Convit también descubrió una vacuna contra la leishmaniasis,
enfermedad que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) afecta a
las poblaciones más pobres del mundo y está asociada a la malnutrición y
las malas condiciones de vida.
Fue premiado por la Organización Panamericana de la Salud y estuvo en
la lista de los hombres más valiosos de la OMS, pero nunca ejerció la
medicina privada ni buscó la fama. “El premio Nóbel no me quita el
sueño, la cura contra el cáncer sí”, llegó a decir el médico.
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