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jueves, 2 de julio de 2015

Señales para identificar al hombre maltratador

“El hombre violento” no se diferencia de “la normalidad masculina” general. Puede ser simpá- tico, seductor, atractivo y “caballeroso”, con actitudes de ciudadano modelo. Eso le permite camuflarse y pasar inadvertido en el mundo exterior a su familia, puesto que puede ser una persona profesional y exitosa en lo laboral y social. Aquí algunas señales que te pueden ayudar a identificar al hombre maltratador:

• Utiliza la violencia con el fin de doblegar la voluntad de la víctima. Los ejes en que basa los abusos domésticos vienen determinados por la edad y el género.
• No posee diagnóstico de mental.
• Selecciona a la víctima y escoge el lugar del ataque. Tiene actitudes sexistas y creencias estereotipadas de las mujeres.
• Ve amenazado permanentemente su poder en el ámbito familiar.
• Impone el aislamiento social de su entorno familiar, como estrategia para romper la independencia y autoestima de su pareja. La imposición de aislamiento en no pocas ocasiones va más allá de lo psicológico y pasa a la inmovilidad física, dándose situaciones de secuestro en el propio hogar.
• Critica constantemente con el ánimo de crear inseguridad y fomentar la dependencia.
• No asume la responsabilidad de sus actos violentos ni considera el problema como propio.
• Tiene una gran capacidad de persuasión. Con extraños utiliza la seducción para imponer sus criterios.
• Racionaliza su conducta violenta, la justifica y minimiza.
• Utiliza todo tipo de estrategias para lograr un único fin: que la mujer no se aleje o que vuelva a su lado.
• Atribuye el problema a la propia conducta de la víctima, a la familia, el trabajo, la situación socioeconómica.
• Representa una imagen social opuesta a la que tiene en el ámbito privado.
• Fuera de casa puede ser educado, alegre, amable, seductor, solidario, atento, respetuoso.
• Una de sus estrategias es la de convencer a la mujer de que no puede vivir sin él, cuando en realidad es él quien depende “funcionalmente” de ella.
• Manipula a la compañera ejerciendo el control sobre los bienes materiales.
• Utiliza las visitas a sus hijos para acercarse a su víctima y seguir maltratándola.
• Tiende a manipular e intenta seducir a los profesionales con su juego de doble fachada.
• Entiende su equilibrio emocional como control absoluto del otro. Siempre pide una segunda oportunidad.
• Esgrime los celos para invadir y controlar la vida de la mujer.
• Tiene generalmente antecedentes de violencia en su familia de origen.
• Por último, repetirá su conducta violenta en las sucesivas relaciones que mantenga con otras mujeres.



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