Mucho se ha especulado alrededor de la muerte, con incontables premisas religiosas, espirituales y paranormales alrededor de este suceso: ¿reencarnamos, vemos luces al final de un túnel, avistamos un rayo azul? Sin embargo, y más allá de las reflexiones que la muerte pueda detonarnos, existe un plano en el que afloran consecuencias concretas, tangibles, y es precisamente el cuerpo físico.
¿Qué ocurre con nuestro cuerpo, nuestro tejido, órganos, huesos, cuando morimos?
Una infografía de Tech Insider ilustra con bastante claridad los efectos de la muerte en el cuerpo humano. Así que por ahora dejaremos cualquier alusión metafísica a este acto, el más democrático de todos, y procederemos a repasar las consecuencias físicas de la muerte:
Segundos después de morir...
Tras un efímero clímax en su funcionamiento, la operación de nuestro cerebro cesa.
La temperatura del cuerpo desciende hasta igualarse con la del exterior.
Minutos...
Tus células comienzan a morir a causa de la falta de oxígeno e inicia su proceso de putrefacción.
Horas...
Durante las siguientes 36 horas los músculos se calcifican y adquieren una rigidez notable (hasta que termina el proceso, se vuelve a un estado de relajación y evacuas las heces y orina restantes). Tu piel comienza a secarse y contraerse, y empiezas a palidecer con algunas manchas rojizas en la dermis.
Días...
El cuerpo comienza a tornarse verde y arroja un aroma penetrante, putrefacto, a causa de la liberación de distintos químicos.
Semanas...
El cuerpo se torna morado-negro, mientras las bacterias avanzan en el consumo de órganos y tejido. El cabello comienza a perderse.
Meses
A temperatura promedio, tu cuerpo se habrá desintegrado a los 4 meses de haber muerto y sólo quedarán tus huesos.
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