Las promesas de reducción de emisiones propuestas por 147 países para el acuerdo global de lucha contra el cambio climático, que se prevé adoptar en la Cumbre del Clima de París (COP 21), supondrán un aumento de la temperatura planetariade 2,7 grados, una cifra superior a los 2 grados fijados por la ciencia.
Así indicó la secretaria de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), Christiana Figueres antes de la publicación del informe de síntesis elaborado por su departamento para dar cuenta de qué consecuencias tendrán las promesas presentadas por los países.
La Convención ha calculado cuál será el efecto agregado de todas esas contribuciones nacionales para mitigar el cambio climático
(Intended Nationally Determined Contribution, INDCs en la jerga de la
ONU), y el resultado es que cuando el futuro acuerdo de París empiece a
aplicarse a partir de 2020 supondrán una reducción de emisiones de 4
gigatoneladas (gt) anualmente de gases contaminantes.
Suponiendo que los países no eleven en un futuro la ambición de sus promesas climáticas actuales,
que abarcan hasta 2030, y esas 4 gt de reducción anuales se mantengan
hasta finales de siglo “nos situaríamos en un escenario en el que la temperatura del planeta será 2,7 grados superior a la de la era preindustrial en 2100”, subrayó Figueres.
¿Un esfuerzo suficiente?
“¿Es suficiente?” se
preguntó Figueres a sí misma durante su charla con los medios, y su
respuesta ha sido “no”. La ciencia nos pide quedarnos por debajo de los
dos grados” para que los impactos del cambio climático no sean catastróficos.
No obstante, incidió en
que estos datos demuestran que “vamos por buen camino, sabemos cómo
hacer esto, y si podemos poner todas las condiciones para implementar los compromisos iríamos por un camino aún mejor”.
Figueres se ha mostrado
satisfecha de la “cantidad y rigurosidad” de los compromisos de
reducción recibidos: 147 hasta la fecha propuesta por la ONU (el 1 de
octubre), y 155 en la actualidad, en los que están los de la totalidad
de los países industrializados y más de 100 procedentes de países en
desarrollo.
Los compromisos cubren a
países que suponen más del 90% de las emisiones mundiales, “y sin ellos
nos hubiéramos encaminado a un incremento de temperatura de cuatro o cinco grados, respecto a niveles preindustriales”, dijo.
En la COP 21, que se
celebrará en diciembre, el objetivo será “llegar a un acuerdo que nos
permita construir una ruta de éxito que nos lleve desde donde estamos
con los compromisos actuales a por debajo de dos grados con los compromisos futuros”, remarcó.
Por eso, en el acuerdo
será importante “construir un mecanismo de revisión y mejoramiento
continuo”, así como “un fuerte paquete financiero y de apoyo tecnológico
para que los países en desarrollo crezcan sin huella de carbono”.
Preguntada sobre si París es la última esperanza para salvar el clima, Figueres recordó que “será la última oportunidad para forjar una ruta de reducción de emisiones que permita la adaptación a los impactos al cambio climático con un costo manejable”.
Con el fin de dar
impulso político a la Cumbre de París, Figueres adelantó que tanto el
presidente de Estados Unidos, Barak Obama, como los de China e India
asistirán a la apertura de la reunión el 30 de noviembre.
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