Oscuras vetas detectadas sobre
las laderas de cráteres de Marte son, hasta ahora, la evidencia más
fuerte de que hoy existe agua líquida que fluye de manera intermitente
en el planeta rojo.
La sospecha
siempre existió. No solo porque hace unos 4.500 millones de años un
océano cubrió 19% de ese planeta, sino por el mismo deseo de la
humanidad de que así fuera.
Ayer, la
Nasa difundió los resultados de una investigación que plantea que unas
estrías sobre colinas y cañones de suelo marciano, que parecen los
caminos trazados por ríos en la Tierra, son producto de un ciclo
estacional de agua líquida.
“Cuando
la mayoría de la gente habla de agua en Marte, por lo general se refiere
a agua antigua o agua congelada. Ahora sabemos que hay más en esta
historia. Esta es la primera detección espectral que inequívocamente
apoya nuestra hipótesis de formación de agua líquida”, dijo Lujendra
Ojha, del Instituto de Tecnología de Georgia, en Atlanta, y autor de un
informe sobre estos hallazgos publicado en la revista Nature Geoscience.
Ojha
vio por primera vez esas misteriosas líneas oscureciendo las laderas
marcianas hace cinco años, por lo que los nuevos resultados, dice, son
el agua de hoy en día. Su trabajo se basó en imágenes obtenidas por el
Mars Reconnaissance Orbiter (MRO), una sonda que ha examinado Marte
desde el 2006 con seis instrumentos.
“El
instrumento hizo el hallazgo en infrarrojo. Es decir que lo que estamos
analizando es la luz infrarroja que llega sobre los cañones y las
pendientes marcianas, y que rebota para darnos información sobre el
material y la composición química de los mismos. Lo que falta ahora es
confirmarlo, pues no basta con haber detectado esas señales en un
estudio”, explica Santiago Vargas, profesor investigador del
Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional.
David
Tovar, codirector del Grupo de Ciencias Planetarias y Astrobiología
Titán, de la Universidad Nacional, dice que el soporte de la
investigación está en que los flujos hallados son producto de una
secuencia de fotografías de diferentes épocas del año marciano, en donde
las variaciones de la temperatura provocaron cambios en el estado
físico del agua. O sea que pasará de sólido a líquido.
Pero
no se trata de agua como los ríos en nuestro planeta. Vargas señala que
la que se detectó en Marte está a -23 grados centígrados, cinco veces
más fría que el congelador de la nevera. “Para que el agua pueda fluir a
esa temperatura, porque está debajo del punto de congelación (que es 0
grados), se requieren sales que bajan ese punto”, dice.
Tovar
explica que esas sales se conocen como percloratos, que son compuestos
químicos muy contaminantes –hacen que el agua no sea apta para el
consumo– y abundantes en el planeta rojo, que efectivamente bajan el
punto de congelación. Es un efecto similar al que provoca la sal al ser
puesta sobre la nieve en época de invierno para evitar que las calles
queden cubiertas de esta.
¿Posibilidad de vida?
Si
bien el afán por la búsqueda de agua líquida fuera de nuestro planeta
se relaciona directamente con la posibilidad de vida, este hallazgo no
asegura que esta exista en Marte. “No estamos encontrando vida, es un
primer paso para animarnos a seguir explorando qué produce esa agua,
dónde más hay, y luego hacer estudios más profundos para centrarse en
las posibilidades de encontrar vida microbiana, que pueda subsistir en
ese ambiente acuoso”, añade Vargas.
Pero
tampoco se descarta. Jorge Bueno, director del Instituto de
Astrobiología de Colombia, dice que este descubrimiento pondría a Marte
como un planeta potencialmente habitable. “A nivel de la química, se
corroborarían los proceso adaptativos que los ‘organismos’ tienen. Y
desde la astrobiología, me atrevería a decir que si es agua muy salada,
podríamos pensar en organismos halófilos, que viven en ambientes de alta
concentración salina”, explica el experto.
Para
Tovar, la investigación da indicios de que en Marte posiblemente haya
vida microbiana. “Pero esto no es un biomarcador. Para ello, se necesita
una prueba irrefutable de algún organismo con metabolismo activo o que
lo haya tenido en el pasado”, insiste.
Las
futuras misiones espaciales pensadas hacia 2030 para poner al hombre en
Marte se beneficiarían de confirmarse esta tesis. Vargas dice que
resolvería uno de los problemas de esa larga misión, que es abastecer de
líquido a la tripulación.
El mundo
celebra este avance, pues, como lo dijo Michael Meyer, científico jefe
del Programa de Exploración de Marte de la Nasa, “resolver este misterio
implicó el envío de múltiples naves espaciales durante varios años.
Ahora sabemos que hay agua líquida en la superficie de este frío y
desierto planeta”.
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