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jueves, 13 de octubre de 2016

Entérese cuánto cuesta blindar un vehículo en Venezuela



A pesar de que este años han manifestado menos esfuerzo que en años anteriores, este sector sigue disfrutando de una salud bastante buena para los tiempos que corren, afirmación que queda en evidencia cuando se tiene que de las aproximadamente 10 empresas que existían en 2007, la cifra supera hoy las 100 compañías; crecimiento amparado en la oportunidad de negocio y el auge de la delincuencia, problema que en los últimos 10 años ha fluctuado entre las preocupaciones que aquejan a los habitantes de la Venezuela revolucionaria.

“La primera mitad del año fue muy difícil, estuvimos prácticamente parados y creo que tuvo que ver con la inestabilidad del dólar. Ahora, como ya tenemos varios meses con relativa estabilidad en la cotización de la divisa, la gente ha empezado a realizar esas tareas pendientes, como es el blindaje”, dice Diego Bavio, presidente de Santa Cruz Blindados, empresa ubicada en Valencia y dedicada por décadas al ramo de la protección de autos y personas.

Pero aunque el negocio ha tenido cierto auge, el ritmo no se compara con el experimentado una década atrás, cuando mensualmente se reforzaban en promedio unas 120 unidades. Hoy la cifra a duras penas llega a unas 12 unidades por mes, según los cálculos más optimistas de los expertos.

La fuerte caída del mercado automotor -que en lo que va de año se redujo a menos de 1% respecto a las cifras del mismo lapso 2007, año récord de ventas-, ha tenido repercusiones para los blindadores. “Antes nos enfocábamos en los concesionarios, allí estaban nuestros principales clientes, ahora lo hacemos en los agentes aduanales”, señala Bavio, en alusión a que en promedio cerca de 70% de los autos que se blindan hoy provienen de la importación.

“Hay pocos carros nacionales pero quien necesita un auto blindado puede traérselo de afuera sin problema”, dice José Ángel Gómez, presidente de ADV y Blindados CA, recordando que se trata de un segmento de clientes premium que igual puede pagar los precios de los vehículos nacionales (que ahora se venden en una combinación de billetes verdes y bolívares) o adquirir un carro afuera y traerlo al país.

La escasez de carros ensamblados en Venezuela ha reforzado a los SUV (Vehículo utilitario deportivo, por sus siglas en inglés) como los vehículos de mayor demanda a la hora de blindar. “Cerca de 85% de los autos son camionetas de este tipo”, dice Gómez, quien precisa que el modelo más demandado es el Toyota 4Runner, cuya importación asegura se ha elevado en los últimos dos años.

Lo que significa un cierto cambio en el patrón que se venía observando en los últimos años con el auge de los sedanes y familiares, cuya participación había subido a más de 30% en el mix de modelos que se buscaba blindar. “Hay gente que lo sigue haciendo porque busca pasar desapercibida, pero las camionetas son las más demandadas”, refuerza Bavio, precisando que eso también depende del grado de blindaje que desea el cliente.

Lo lógico
Lo que se pudiera pensar es que sean protegidos autos nuevos, la escasez de unidades cero kilómetros ha hecho crecer el número de carros con cierto recorrido que llegan a los talleres de blindaje. Ello no implica mayores problemas, pero los expertos señalan que es preciso un gasto adicional en reforzar los sistemas de amortiguación y frenos, y tener clara la posibilidad de que el tiempo de vida útil del auto se reducirá.

Quienes son los que blindan sus carros

En cuanto a quiénes están blindando, las opciones siguen siendo las mismas de años atrás: en primer lugar el cuerpo diplomático y entes gubernamentales, seguidos de empresas para su personal directivo, flotas de compañías de transporte y en última instancia los particulares.

- Sin mayores alteraciones -


Pese a que depende casi 100% de insumos importados pues ya no se consiguen aceros especiales forjados en el país, el ‘descontrol’ cambiario no ha tenido mayores repercusiones para el negocio.

“Hemos tenido que asumir la importación de casi todos los materiales, pero eso no ha sido problema. Algunas veces se tranca la salida de aduana, pero son retrasos menores”, señala un empleado de una firma blindadora que prefiere el anonimato.

En efecto, vidrios y paneles metálicos son importados desde Colombia, mientras que la fibra especial de recubrimiento (aramida o kevlar) viene de Estados Unidos, y aunque algunos componentes se adquieren en el país, se trata de mayoristas de mercancía foránea. Ello significa que por ser pagados en divisas, los costos de los materiales prácticamente no han sufrido alteraciones, excepto por aquellos que se compran en el mercado local.

Bavio señala que el mayor inconveniente fue el cierre de la frontera con Colombia, pues parte de la carga venía por vía terrestre y tuvo que comenzar a enviarse por barco o avión, lo que incrementó ligeramente algunos precios.

- Según el cristal -

Como en cualquier otro segmento de mercado, los costos del blindaje se mantienen prácticamente inalterables si se miden en dólares. Dependiendo del nivel de resistencia balística según las normas aplicadas, blindar un SUV contra delincuencia ordinaria (nivel 3A) requiere invertir entre 18.500 y 23.000 dólares, mientras que si se busca un blindaje a prueba de fusil de asalto (nivel 5) el costo puede alcanzar los 85.00 dólares.

El servicio se puede pagar en bolívares pero el costo se dispara por el diferencial cambiario. Al respecto, desde ADV señalan que el blindaje de nivel 3A gira alrededor de los 22 millones de bolívares, lo que se equipara con el valor medido a dólar paralelo.

Ello significa que blindar un carro puede costar casi el doble de su precio. A modo de ejemplo: en el sur de Florida, EEUU, se puede comprar un Toyota 4Runner por cerca de 41.000 dólares. A ello se debe sumar unos 12.000 dólares en costos de traslado y nacionalización, para un total de 43.000 dólares. Pero blindar esta unidad contra todo riesgo casi duplica ese monto (85.000 dólares).

Y no se piense que proteger un auto pequeño tipo Ford Fiesta o Chevrolet Aveo es más barato. “El reforzamiento es el mismo, los materiales son los mismos y por ello el costo es similar”, señala Diego Bavio, quien agrega que la única diferencia entre un familiar y un SUV es que el primero tiene menos vidrios, la pieza más pesada y una de las más costosas en este tipo de trabajo.

Señala igualmente que aunque se puede reforzar un auto pequeño con un nivel de seguridad 5 (el más pesado), el tiempo de vida útil será muy corto. “Hacemos nuestra recomendación según el tipo de carro que tiene, tomando en cuenta el motor y caja de cambio, pero al final es el cliente quien decide”, dice.

Si bien el blindaje sigue siendo la médula de esta industria, la refacción y el mantenimiento se han convertido en fuertes importantes de ingresos. La revisión para ajustes cada seis meses, el cambio de piezas vencidas y las reparaciones tras un incidente, han ayudado a mantener el negocio en estas épocas de vacas flacas.

Muchas unidades aparentemente blindadas terminan requiriendo un reforzamiento desde cero por trabajos mal hechos. “Muchos locales utilizan materiales de muy baja calidad como cola de zapatero para pegar el kevlar, o planchas de acero de un grosor que no protege contra impactos de bala. Por eso ofrecen precios hasta 40% más bajos que las compañías especializadas, pero al final el cliente termina pagando mucho más para poder estar protegido”, dijo Orlando de Castro, director de Total Armor, una de las compañías más serias del mercado.

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